jueves, 9 de septiembre de 2010

LA VERDAD SEA DICHA


Nos habíamos constituido en ciudadanía con la consigna de promover el bienestar general. Después alguien nos enseñó (puso como enseña en nuestra mente) que el Producto Bruto Interno sería la medida de nuestro bienestar. Entonces, el pueblo celebra si un bosque que daba alimento a cientos de campesinos que lo explotaban en forma sustentable (extrayendo la energía excedente) pasa a poder de una persona o empresa que expulsa a la gente a un cordón de miseria para quemar toda la madera, hacer agricultura en un suelo que no la soporta muchos años y dejar un desierto o fachinal que ya no da sustento a nadie. El P.B.I. resulta positivo, ya que la producción y el consumo de las micro-empresas que existían antes del desmonte no están contemplados en el indicador, como tampoco el valor de la madera que se quemó o el costo de las casas que se debe construir para que ex-campesinos vivan en un barrio urbano; tampoco el de los servicios necesarios para que su nueva vida sea mínimamente digna ni mucho menos el daño a las napas por exceso de agroquímicos, o a la tierra por uso inapropiado. La actividad es claramente anti-económica pero el indicador usado demuestra lo contrario.

Es sólo un ejemplo de la persistente cortina de humo que entretiene y confunde. Nos engañan los medios, en general. Nos engañan gobierno y oposición, vecinos, conocidos y nuestra propia cabeza si no la revisamos regularmente. Empecemos por el mensaje que nos dejan ciertos comunicadores masivos, analicemos cuánto de lo que nos dicen es intrascendente y cuánto de lo que callan es crucial para nuestra vida presente y futura. O cómo cambian el sentido de lo que comunican masivamente: mediante artilugios dialécticos se puede justificar el envenenamiento del agua pura, aduciendo razones económicas. Nada podría ser más absurdo; para la definición clásica de la economía, esta es la ciencia de la administración eficiente de los recursos escasos.

Sí, se podría traer a la mano la problemática financiera, que a veces obliga a quemar los muebles para calentar la casa; pero nunca es económico deteriorar a perpetuidad nuestro capital en pos del interés momentáneo.

Quien analiza una matriz económica fijando la atención en el dinero circulante, se equivoca. El flujo financiero sirve a la economía y no al revés. Sin embargo, por ahí algún sabiondo maquiavélico se bandea a propósito, y muchísimos siguen su intelecto -tan tentador- hacia algún desvío.

El sofisma llega a ser tan generalizado que aparece un lugar común en los medios más destacados: decir que la economía crece o decrece cuando lo hace el movimiento de dinero o de ciertos indicadores de producción y consumo. Mediante este artificio, un pueblo puede celebrar que “la economía anda bien” mientras su patrimonio neto está disminuyendo vertiginosamente.

El beneficio de muchos emprendimientos que se realizan es inferior a su costo social y ambiental (dos medidas de daños concurrentes en el mismo sufrimiento); son explotaciones evidentemente anti-económicas pero el poder las impone, sea por intereses personales o por demagogia: se requiere mucho valor para mirar el mediano y largo plazo cuando se es juzgado según resultados inmediatos. La masa ovaciona obras de gobierno y no controla gestión de gobierno. El intendente o el gobernador que deja venir abajo nuestra casa mientras inaugura una nueva piecita en el jardín será votado para otro período de fiesta. Y como ya no hay joyas de la abuela para hipotecar, adelante con el agua, la tierra y el aire; “y mañana, vemos”.

Mejor, empecemos a ver ahora.

Por Roberto Rabello
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jueves, 2 de septiembre de 2010

ENCUENTRO DE MEDICOS DE PUEBLOS FUMIGADOS

Córdoba, 27 de Agosto de 2010

Declaración del
1º ENCUENTRO DE MEDICOS DE PUEBLOS FUMIGADOS

A la Presidenta de la Republica Argentina: Dra. Cristina Fernández de Kirchner, a los habitantes de los Pueblos Fumigados de la Argentina, a todo el pueblo argentino:

Los miembros de los equipos de salud de los Pueblos Fumigados de la Argentina, junto con los científicos, investigadores y académicos, convocados por la Facultad de Ciencias Médicas en esta Universidad Nacional de Córdoba; al igual que los estudiantes de la Reforma Universitaria de 1918, nos sentimos en la obligación, nosotros también, de llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Por lo tanto decimos:

Que, como los propios habitantes de los Pueblos Fumigados vienen denunciando desde hace varios años, es muy importante la agresión a la salud humana en las poblaciones de las localidades sometidas a fumigaciones constantes en la Argentina, y que la situación se agrava día a día.

Que enfermedades severas como canceres, abortos espontáneos, trastornos de la fertilidad y nacimiento de hijos con malformaciones congénitas se detectan ahora, con mucha mayor frecuencia. Que trastornos respiratorios, endocrinos, neurológicos, hematológicos y psíquicos son también mucho más frecuentes en las poblaciones sistemáticamente fumigadas a consecuencia del actual modelo de producción agroindustrial.

Que esta situación se comenzó a observar con la instrumentación de la práctica agro-productiva que incluye la utilización masiva de plaguicidas químicos.

Que la utilización de plaguicidas no deja de aumentar año a año, y que el aumento de su consumo creció en 14 años casi un 1000 por ciento.

Que los habitantes de los pueblos fumigados (12 millones de personas) reciben en forma directa las aspersiones con estos venenos, porque se realizan sobre sus viviendas por vía aérea o en forma terrestre hasta el limite mismo de sus casas y localidades.

Que el fenómeno que observamos se repite inexorablemente en todas las provincias donde se lleva adelante esta practica productiva.

Que los datos de investigaciones, publicados en revistas científicas internacionales arbitradas, en modelos experimentales con diversos plaguicidas, incluyendo glifosato, establecen una fuerte plausibilidad que explicaría la causalidad biológica de las manifestaciones clínicas que observamos en nuestros pacientes.

Que la revisión sistemática de los estudios clínicos y epidemiológicos de observación, bien construidos, genera evidencia que es suficientemente fuerte y consistente para reconocer que la exposición a plaguicidas aumenta el riesgo de afectar la salud humana a través de una amplia gama de situaciones de exposición a poblaciones vulnerables.

Que es urgente avanzar en las restricciones públicas al uso de los plaguicidas, y que dentro de pocos meses, en la presiembra de soja, se comenzara nuevamente a envenenar masivamente las poblaciones de los Pueblos Fumigados de la Argentina.


Que es necesario que se aplique el PRINCIPIO PRECAUTORIO establecido en la Ley General del Ambiente Nº 25.675, Art4º.-, que dice: Cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente.


Por lo que:

Requerimos de la Presidenta de la Nación, del Ministro de Salud y del Ministro del Interior que se proteja la salud y la vida de la población de los Pueblos Fumigados y se PROHIBA inmediatamente las fumigaciones aéreas en todo el territorio nacional, como ya se estableció en la Unión Europea, y se restrinjan las fumigaciones terrestres alejándolas del limite de las plantas urbanos de los pueblos.

Instamos al Congreso de la Nación a que trate y apruebe leyes que prohíban las fumigaciones aéreas en todo el país, se alejen las terrestres de las poblaciones y se consideren a las fumigaciones ilegales delitos que atentan contra la salud y el ambiente.

Convocamos a todas las Facultades de Medicina del país y a todas las Universidades Publicas a acompañarnos en la defensa del derecho a la vida, a la salud y al ambiente sano; a exigir que se tomen las medidas urgentes que reclamamos y; les solicitamos que estimulen programas de investigación y extensión sobre este problema y desarrollen contenidos de salud ambiental en las distintas instancias educativas.

Creemos que además de parar de fumigar, es preciso prohibir también la utilización de cualquier modo de plaguicidas de las clases toxicologicas I y II y poner en cuestionamiento el actual modelo de producción agroindustrial y transgénico y buscar sistemas que permitan la integración social y cultural y la defensa y reproducción de las condiciones ecológicas de nuestro medio ambiente.

Por ultimo, convocamos a todos los miembros de los equipos de salud en general, a los estudiantes, a los vecinos de los pueblos y a todos los que entiendan que en esta democracia necesitamos que se prioricen valores como la salud y el ambiente sobre los intereses económicos y comerciales de grandes empresas y grupos como Monsanto o los pools de siembra, a generar una corriente de opinión en defensa de las salud de los pueblos fumigados y a participar del Foro Argentino de Salud y Ambiente que queda constituido.-