FORO AMBIENTALISTA SANTIAGO "Declarado de interes legislativo por la Honorable Cámara de Diputados de Santiago de Estero". Sala de sesiones 28 de Agosto de 2007.- Toda persona que comparta la inquietud de cuidar la casa de todos, nuestra filosofía y método, es bienvenida a sumar su participación.
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lunes, 30 de mayo de 2011
sábado, 28 de mayo de 2011
viernes, 27 de mayo de 2011
La oposición a la energía nuclear se consolida.
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8DS6Ib4oFJXn52aJN8nDNa-d0uXl8lxdCUICe4R_d37uGma5BTZAc4-vIJpGzr7927V74OEyjZDqwV0OxpSWJuDKvF_Qr2naVmo_yYaMO3tyvt2VSpIgo9fntUWUqxrApDDyQIbc2NZZJ/s1600/atucha+5.jpg
http://el-circo-de-la-vida.blogspot.com/2011/05/mejor-activos-hoy-que-radiactivos.html
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jueves, 26 de mayo de 2011
Propuesta difundida a traves de Facebook por ARTICULTORES.
Lugar: estés donde estés podés participar
Creado por: articultores
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Más información: Tenés una huerta?, Es en un cajón de verduras? en envases de plástico? en una camioneta? en el fondo de tu casa? contra la ventana del lavadero?
Mandanos tu foto contandonos tu experiencia sobre la huerta que estás llevando adelante a articultores@gmail.com, manda la foto con tu nombre. y un texto con algo de info que creas tenemos q saber para apreciar la belleza de tu huerta. dale?
Contagiemos comer sano
Contagiemos comer bello
...Cultivá tus propios alimentos.
Importantes canastas con premios.
tenés tiempo hasta el 20 de junio, el resultado lo damos a conocer el viernes 24 de junio en nuestro programa de radio ACTIVATE x fm la boca, pero sino te acordás no importa, porque lo publicamos en la web de articultores.net y escribimos a los ganadores.
Con un puñadito de seleccionados, hacemos una edición especial en la revista de articultores con los textos y fotos de distintas huertas.
Premio a la huerta +ingeniosa, premio a la huerta +productiva, premio a la huerta +sabrosa, premio a la huerta +pequeña, premio al huertero +joven y al +viejo.
Esperamos tu mail con la foto de la huerta, ponele en el asunto "mi huerta es la +bonita"
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Contagiemos comer sano
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Importantes canastas con premios.
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Con un puñadito de seleccionados, hacemos una edición especial en la revista de articultores con los textos y fotos de distintas huertas.
Premio a la huerta +ingeniosa, premio a la huerta +productiva, premio a la huerta +sabrosa, premio a la huerta +pequeña, premio al huertero +joven y al +viejo.
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No queremos centrales nucleares. Y menos, tecnología con el antecedente de Chernobyl
Rusia ayudaría a construir un reactor de uranio
Se comprometió a cooperar con Argentina en energía nuclear
Argentina y Rusia podrían encarar conjuntamente la construcción de un reactor de uranio enriquecido de 640 megavatios de potencia, en el marco de acuerdos de cooperación entre ambos países en materia de energía nuclear. Así lo reveló en Moscú el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, al término de una reunión con Sergei Kiriyenko, presidente de la corporación estatal de Energía Atómica (Rosatom), luego de firmar un convenio complementario del memorándum de entendimiento sobre cooperación en usos pacíficos de la energía nuclear, rubricado en ocasión de la visita del presidente ruso, Dimitri Medvedev, a la Argentina. Como parte de la visita oficial a ese país, junto al canciller Héctor Timerman y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, De Vido destacó que “el reconocimiento argentino a Rusia como economía de mercado”, posibilitará activar “proyectos de interés bilateral que tenían alguna dificultad para encontrar financiamiento, por caso en materia hidroeléctrica y la propuesta de la cuarta central nuclear argentina”. Voceros oficiales de la delegación argentina detallaron que en este último caso, De Vido recordó que Rusia (a través de Rosatom) es uno de los oferentes precalificados, junto con China, Estados Unidos, Francia y Corea, para un emprendimiento que es estratégico para la Argentina”.
La cuarta central nuclear está contemplada en el Plan Energético Nacional y el proyecto implica la construcción de un reactor con 1.000 megavatios de potencia, en una zona aledaña a las centrales Atucha I y Atucha II, esta última próxima a inaugurarse. En el contenido de los acuerdos firmados, aparece que el comercio bilateral tenga gran participación de productos con alto valor agregado, que implican trabajo, o sea que no tienen que ser sólo commodities. Argentina importa por valor de 50 mil millones de dólares por año y las importaciones rusas son sólo de 397 millones.
http://www.eltribuno.info/salta/28493-Rusia-ayudaria-a-construir-un-reactor-de-uranio.note.aspx
Se comprometió a cooperar con Argentina en energía nuclear
Argentina y Rusia podrían encarar conjuntamente la construcción de un reactor de uranio enriquecido de 640 megavatios de potencia, en el marco de acuerdos de cooperación entre ambos países en materia de energía nuclear. Así lo reveló en Moscú el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, al término de una reunión con Sergei Kiriyenko, presidente de la corporación estatal de Energía Atómica (Rosatom), luego de firmar un convenio complementario del memorándum de entendimiento sobre cooperación en usos pacíficos de la energía nuclear, rubricado en ocasión de la visita del presidente ruso, Dimitri Medvedev, a la Argentina. Como parte de la visita oficial a ese país, junto al canciller Héctor Timerman y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, De Vido destacó que “el reconocimiento argentino a Rusia como economía de mercado”, posibilitará activar “proyectos de interés bilateral que tenían alguna dificultad para encontrar financiamiento, por caso en materia hidroeléctrica y la propuesta de la cuarta central nuclear argentina”. Voceros oficiales de la delegación argentina detallaron que en este último caso, De Vido recordó que Rusia (a través de Rosatom) es uno de los oferentes precalificados, junto con China, Estados Unidos, Francia y Corea, para un emprendimiento que es estratégico para la Argentina”.
La cuarta central nuclear está contemplada en el Plan Energético Nacional y el proyecto implica la construcción de un reactor con 1.000 megavatios de potencia, en una zona aledaña a las centrales Atucha I y Atucha II, esta última próxima a inaugurarse. En el contenido de los acuerdos firmados, aparece que el comercio bilateral tenga gran participación de productos con alto valor agregado, que implican trabajo, o sea que no tienen que ser sólo commodities. Argentina importa por valor de 50 mil millones de dólares por año y las importaciones rusas son sólo de 397 millones.
http://www.eltribuno.info/salta/28493-Rusia-ayudaria-a-construir-un-reactor-de-uranio.note.aspx
viernes, 20 de mayo de 2011
miércoles, 18 de mayo de 2011
Ejemplo de consciencia universitaria.
Concluyó en Comodoro Rivadavia la reunión del Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Patagonia y por amplia mayoría se decidió rechazar los FONDOS PROVENIENTES DE MINA ALUMBRERA.
En esas dos líneas se pone de manifiesto la voluntad del plenario universitario de esa casa de estudios (la excepción fue el rector) que siguió una línea trazada por la Delegación Esquel. El pueblo cordillerano chubutense había iniciado un camino dignificado por muchas otras universidades y/o facultades del país.
Javier Rodríguez Pardo
MACH - RENACE - UAC
Sigamos luchando junto a docentes y estudiantes para que la UNSE adopte esta posición ejemplar.
En esas dos líneas se pone de manifiesto la voluntad del plenario universitario de esa casa de estudios (la excepción fue el rector) que siguió una línea trazada por la Delegación Esquel. El pueblo cordillerano chubutense había iniciado un camino dignificado por muchas otras universidades y/o facultades del país.
Javier Rodríguez Pardo
MACH - RENACE - UAC
Sigamos luchando junto a docentes y estudiantes para que la UNSE adopte esta posición ejemplar.
lunes, 16 de mayo de 2011
Contaminantes Orgánicos Persistentes. Ojos que no ven…
fuente: ECOPORTAL
No se ven, no pueden olerse, ni sentirse su gusto en los alimentos. Los consumidores no podemos detectarlos. Pero que están, están. Y peor aun, nos están matando. Los COP son las peores sustancias que el ser humano ha creado jamás. Son pesticidas, sustancias industriales y subproductos que se propagan fácilmente a través del suelo, el agua y el aire, se acumulan en los tejidos adiposos de los organismos vivos, entre ellos los humanos, y son tóxicos tanto para las personas como para fauna y flora.
Son persistentes en el ambiente, permanecen intactos durante muchos años y se elevan por todo el planeta. Se los puede detectar en campos agrícolas donde se hayan utilizado hasta 60 años antes, e incluso en el Ártico, donde nunca se los ha usado.
Los COP alteran la información química de las células, causando distintos tipos de cáncer, tanto en los seres humanos como en los animales
Hay tres grupos de contaminantes orgánicos persistentes, los Plaguicidas Organoclorados, (aldrín, dieldrín, endrín, clordano, DDT, heptacloro, mirex y toxafeno), usados en la agricultura. Los Bifenilos Policlorados (PCB o BPC) que son un tipo de aceites usados por la industria eléctrica y refrigerante y las Dioxinas y Furanos que son los únicos que no se producen intencionalmente sino que son el resultado de combustión en presencia de cloro.
El Programa para el Medio Ambiente PNUMA, logró un acuerdo mundial para la eliminación de estos contaminantes: El Convenio de Estocolmo, cuyo objetivo es “proteger la salud humana y el medio ambiente frente a los contaminantes orgánicos persistentes”. Este Convenio, adoptado en 2001, se encuentra en vigor desde 2004.
Cuando se adoptó ese tratado, en la lista se incluyeron 12 sustancias. En la conferencia realizada en 2009, se agregaron otras nueve.
El 29 de abril de este año, luego de una semana de negociaciones, los países parte presentes en la Quinta Conferencia de las partes del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, han aprobado por consenso incluír al endosulfán en el Anexo A para su eliminación y gestionar un programa de trabajo para la implementación de alternativas para este insecticida de uso agrícola.
El endosulfán es un pesticida tóxico que estaba ya prohibido en 80 países, pero todavía se continua utilizando en muchos otros, como China e India, en la mayor parte de África oriental, Argentina, México y otros países de Sudamérica. Como ejemplo, sólo en Argentina se usan al menos cuatro millones de litros al año.
La inclusión del endosulfán en el Anexo A, es un gran logro de las organizaciones ambientales y ciudadanas que durante muchos años lucharon por conseguir la eliminación de esta sustancia altamente tóxica y persistente del uso industrial.
No se ven, no pueden olerse, ni sentirse su gusto en los alimentos. Los consumidores no podemos detectarlos. Pero que están, están. Y peor aun, nos están matando. Los COP son las peores sustancias que el ser humano ha creado jamás. Son pesticidas, sustancias industriales y subproductos que se propagan fácilmente a través del suelo, el agua y el aire, se acumulan en los tejidos adiposos de los organismos vivos, entre ellos los humanos, y son tóxicos tanto para las personas como para fauna y flora.
Son persistentes en el ambiente, permanecen intactos durante muchos años y se elevan por todo el planeta. Se los puede detectar en campos agrícolas donde se hayan utilizado hasta 60 años antes, e incluso en el Ártico, donde nunca se los ha usado.
Los COP alteran la información química de las células, causando distintos tipos de cáncer, tanto en los seres humanos como en los animales
Hay tres grupos de contaminantes orgánicos persistentes, los Plaguicidas Organoclorados, (aldrín, dieldrín, endrín, clordano, DDT, heptacloro, mirex y toxafeno), usados en la agricultura. Los Bifenilos Policlorados (PCB o BPC) que son un tipo de aceites usados por la industria eléctrica y refrigerante y las Dioxinas y Furanos que son los únicos que no se producen intencionalmente sino que son el resultado de combustión en presencia de cloro.
El Programa para el Medio Ambiente PNUMA, logró un acuerdo mundial para la eliminación de estos contaminantes: El Convenio de Estocolmo, cuyo objetivo es “proteger la salud humana y el medio ambiente frente a los contaminantes orgánicos persistentes”. Este Convenio, adoptado en 2001, se encuentra en vigor desde 2004.
Cuando se adoptó ese tratado, en la lista se incluyeron 12 sustancias. En la conferencia realizada en 2009, se agregaron otras nueve.
El 29 de abril de este año, luego de una semana de negociaciones, los países parte presentes en la Quinta Conferencia de las partes del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, han aprobado por consenso incluír al endosulfán en el Anexo A para su eliminación y gestionar un programa de trabajo para la implementación de alternativas para este insecticida de uso agrícola.
El endosulfán es un pesticida tóxico que estaba ya prohibido en 80 países, pero todavía se continua utilizando en muchos otros, como China e India, en la mayor parte de África oriental, Argentina, México y otros países de Sudamérica. Como ejemplo, sólo en Argentina se usan al menos cuatro millones de litros al año.
La inclusión del endosulfán en el Anexo A, es un gran logro de las organizaciones ambientales y ciudadanas que durante muchos años lucharon por conseguir la eliminación de esta sustancia altamente tóxica y persistente del uso industrial.
El Oro y El Moro - Chingolo Suárez/El Resplandor
http://www.goear.com/listen/9e08fba/el-oro-y-el-moro-chingolo-suarezel-resplandor
El Oro y El Moro
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
de catatmarca dicen que viene, Bajo Alumbrera, así le llaman,
que lleva tierra, roca y arena hasta Rosario y allí la embarcan.
Cuantos vagones, unos tras de otro, unos son largos, otros redondos,
en unos llevan todito el oro y en otro llevan también al Moro…
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco…
Dicen que rompen la cordillera con dinamita, cianuro y todo,
todo lo malo que contamina al medio ambiente y las aguas limpias.
Cuento vagones, 68 toditos llenos de cobre y oro,
y Mr Rooney se lleva TODO, y a Catamarca le deja el LODO…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco…
Sigue la historia repetitiva, ya no aprendemos, todo se olvida,
transa el Gobierno de Catamarca, pal pobre solo hay PROMESA y MENTIRAS.
En otros tiempos fueron los godos y los ingleses, el bosque, todo,
la dictadura, todo el cerebro pa que sigamos como corderos…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBAN a TODO TODO el ORO y al MORO también…
El Oro y El Moro
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
de catatmarca dicen que viene, Bajo Alumbrera, así le llaman,
que lleva tierra, roca y arena hasta Rosario y allí la embarcan.
Cuantos vagones, unos tras de otro, unos son largos, otros redondos,
en unos llevan todito el oro y en otro llevan también al Moro…
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco…
Dicen que rompen la cordillera con dinamita, cianuro y todo,
todo lo malo que contamina al medio ambiente y las aguas limpias.
Cuento vagones, 68 toditos llenos de cobre y oro,
y Mr Rooney se lleva TODO, y a Catamarca le deja el LODO…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco,
Ese trencito me tiene loco, todos los dias nos roba un poco…
Sigue la historia repetitiva, ya no aprendemos, todo se olvida,
transa el Gobierno de Catamarca, pal pobre solo hay PROMESA y MENTIRAS.
En otros tiempos fueron los godos y los ingleses, el bosque, todo,
la dictadura, todo el cerebro pa que sigamos como corderos…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBEN TODO, se llevan el ORO y al MORO también…
Pero cómo puede ser que se ROBAN a TODO TODO el ORO y al MORO también…
de "Tiempo Argentino"
Además, las denuncias y persecuciones a médicos y especialistas
Por qué Clarín y La Nación apoyan el uso de glifosato en la Argentina
Publicado el 6 de Marzo de 2011
Por Manuel Alfieri
El diario de Noble y Magnetto oculta los casos de cáncer y malformaciones y llegó a manipular informes científicos contra el uso del químico. La campaña del diario de Bartolomé Mitre para promoverlo y el verdadero rol de Expoagro.
Los informes de médicos y científicos independientes que sostienen que el glifosato está causando un verdadero desastre a nivel sanitario y ambiental se suman año tras año: el más conocido es el del doctor Andrés Carrasco, quien demostró que ese herbicida, utilizado en dosis mucho menores a las del campo, produce diversas malformaciones. Pero también existen otros, como los del médico Alejandro Oliva, que advierten sobre el crecimiento de casos de cáncer, posiblemente relacionados al uso intensivo de agroquímicos; y los del doctor Jorge Kaczewer, que también hablan de enfermedades neurológicas y problemas reproductivos. Pese a eso, el uso de glifosato en nuestro país crece forma vertiginosa: mientras que en 1991 se utilizaron sólo 1 millón de litros, durante 2009 fueron casi 200 millones, lo que representa el 8,5% de lo usado a nivel mundial. Y va en aumento.
onsultados por Tiempo Argentino, una amplia gama de ONG, especialistas, personas perjudicadas por las fumigaciones y una porción del arco político nacional denunciaron que la razón más evidente para explicar este fenómeno es el sensacional conglomerado de intereses que se encuadran tras el llamado “modelo sojero”, donde el glifosato es una sustancia clave y en el que aparecen en escena grandes multinacionales, medios de comunicación afines a estas empresas, políticos de diferentes extractos y altos funcionarios públicos, muchos de ellos relacionados entre sí (ver “Quiénes lo defienden”). Tal vez por esa misma razón, y a pesar de estos contundentes datos, en el país no existe una legislación uniforme que regule el uso de agroquímicos. Tampoco hay mínimos controles por parte del Estado, ni estudios epidemiológicos serios.
Se trata de un modelo que mueve miles de millones de dólares por año, pero que también está dejando cientos de pueblos contaminados. Un pequeño pero delicado ejemplo es el de La Leonesa, en la provincia del Chaco, donde uno de los pocos estudios oficiales que se realizaron en el país certificó que, durante la última década, los casos de cáncer en niños se triplicaron y las malformaciones en recién nacidos aumentaron un 400%. Pese a que el informe fue realizado por profesionales de organismos estatales, el gobierno de Chaco rechazó estos resultados, producto de los fuertes intereses que existen en la provincia vinculados al negocio de la soja y el glifosato.
La soja transgénica ingresó a la Argentina en el año 1996, de la mano del por entonces secretario de Agricultura de Carlos Saúl Menem, Felipe Solá. Nuestro país fue el segundo, después de los Estados Unidos, en autorizar su llegada, plagada de irregularidades. Según relata Horacio Verbitsky en un artículo de Página/12, se violaron procedimientos administrativos, se dejaron sin respuesta los cuestionamientos de instancias técnicas y no se realizaron los análisis especificados por distintos organismos. En el proceso de autorización también se vio la mano de Monsanto: el expediente administrativo estaba escrito en inglés y nunca fue traducido al castellano. Además, de los 136 folios que tenía, 108 pertenecían a informes presentados por la multinacional estadounidense. A Solá no pareció importarle mucho: firmó el documento, a las apuradas, el 25 de marzo de 1996. “Si existe un país en el que la multinacional haya podido hacer todo lo que le viniera en gana sin el menor obstáculo, ese es Argentina”, relata la francesa Marie-Monique Robin, en el capítulo dedicado a nuestro país, de su famoso libro El mundo según Monsanto.
Monsanto es la firma por excelencia en el mercado de los organismos genéticamente modificados. No sólo produce las semillas de soja transgénica, sino que además vende el glifosato (bajo el nombre comercial de Round-Up Ready), imprescindible para fumigar este cultivo. Durante el año 2006, reportó más de 7000 millones de dólares de ganancia.
Su entrada al país no sólo estuvo auspiciada por políticos, sino también por medios de comunicación: junto a Solá, otro de los impulsores de la soja transgénica y el glifosato fue el ingeniero Héctor Huergo, pariente lejano de Ernestina Herrera de Noble y actual director del suplemento y el canal Rural de Clarín. Huergo dirigió el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) entre febrero y noviembre de 1994, designado por el propio secretario de Agricultura. Por esos tiempos, su esposa, Silvia Mercado, era agente de prensa de Solá.
“Huergo arruinó el INTA. Sin ningún tipo de escrúpulos, transfirió el capital genético estratégico para el país a distintas multinacionales del agronegocio, como Monsanto y Nidera. También les permitió el acceso a los archivos secretos del organismo. Quienes estaban en desacuerdo, eran despedidos inmediatamente. Hoy, Huergo es el máximo defensor de la soja transgénica y el glifosato”, aseguró a Tiempo Argentino el ingeniero agrónomo e historiador, Alberto Lapolla, quien conoce bien al director de Clarín Rural: ambos fueron compañeros en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
Los nexos entre el grupo comunicacional más poderoso del país y las corporaciones vinculadas al comercio de agroquímicos y transgénicos son explícitos y fáciles de identificar. Cada edición del suplemento Rural está plagada de publicidades de Monsanto, Syngenta, Nidera, Basf, Bayer, Don Mario, entre otras, que ponen buena parte de sus ingresos en las páginas del diario de la viuda de Noble (ver reproducciones).
Una nota de junio de 2008 es un pequeño ejemplo (de los cientos que pueden encontrarse) que muestra la fraternal relación existente entre Clarín Rural y la multinacional Monsanto. Titulado “Ambiente, semillas y calidad de vida”, el artículo anuncia el lanzamiento de un “compromiso” de la multinacional estadounidense “orientado a contribuir a aumentar la producción mundial de alimentos en vistas de su creciente demanda (…) poniendo constantemente foco en el cuidado del medioambiente”.
Tal vez por eso, así como los elogios a las grandes corporaciones del agro se repiten en todas las ediciones del suplemento dirigido por Huergo, las denuncias vinculadas a los efectos de los agroquímicos sobre la salud humana (realizadas por médicos, científicos y organizaciones ambientalistas del interior del país) no tienen lugar en Clarín. Esto es fácilmente constatable haciendo una búsqueda en el archivo web del diario. Ni siquiera aparecen los casos más conocidos, como el mencionado aumento de enfermedades en el Chaco; o las denuncias de vecinos de distintas localidades de Santa Fe, producto de intoxicaciones y enfermedades vinculadas al uso intensivo de agroquímicos. Tampoco las del Movimiento Nacional Campesino Indígena, que define esta situación como un “desastre sanitario”; ni del ambientalista Jorge Rulli, que atribuye al “modelo sojero” un “genocidio encubierto”. Apenas se menciona en una nota el brote de cáncer en el Barrio Ituzaingó Anexo de Córdoba, pero no se lo relaciona con el uso intensivo de glifosato, sino con otras sustancias químicas. Los artículos relacionados al herbicida reflejan la posición del multimedios frente a este grave problema. Por ejemplo, el sábado 12 de septiembre de 2009, una nota titulada “Un espaldarazo para el glifosato”, afirma que un informe realizado por expertos del CONICET concluyó en que “usado responsablemente, el producto no implica riesgos para la salud humana”. Si bien esto es cierto, es sólo una de las conclusiones: Clarín omite mencionar deliberadamente que los científicos del CONICET también advirtieron que “en la Argentina no existen suficientes datos sobre los efectos del glifosato en la salud humana, por lo cual sería importante promover la realización de los estudios pertinentes”, según puede leerse textual en el documento.
El doctor Andrés Carrasco, uno de los investigadores más importantes del país , que trabaja desde hace casi 30 años en desarrollo embrionario y presidió el CONICET, fue víctima de la difamación de estos medios de comunicación por denunciar los terribles efectos de los agroquímicos sobre la salud humana, según contó a Tiempo.
En el año 2009, Carrasco realizó una investigación en la que comprobó que el glifosato produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aun en dosis muy inferiores a las utilizadas en los campos argentinos. “El glifosato es un veneno, aunque algunos quieran sacarle ese mote y decir que es un químico. Es un veneno porque mata hierbas”, explicó el científico, quien además narró que, poco después de presentar su trabajo, dos abogados de la CASAFE (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes, que agrupa a proveedores de agroquímicos) irrumpieron en su laboratorio y amenazaron a sus colaboradores. También fue víctima de presiones políticas e, incluso, se puso en duda la existencia de su investigación.
El diario La Nación, ligado históricamente a la Sociedad Rural Argentina y los sectores más conservadores del país, fue uno de los medios que encabezó la campaña de desprestigio mediático contra la investigación de Carrasco. Por ejemplo, en una nota del 24 de abril de 2009, titulada “No aparece un estudio crítico sobre el glifosato”, se refiere al trabajo del investigador como “un estudio de supuesta validez científica”. Un día después, el artículo “Ante el riesgo de volver al pasado”, advierte sobre la “preocupación en el agro por la posibilidad de que se prohíba o suspenda el uso de glifosato, uno de los pilares sobre los que se apoya la producción nacional”, algo que traería “consecuencias muy graves”. El temor del diario fundado por Bartolomé Mitre estaba justificado: por esos días, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas había presentado un amparo ambiental ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sustentado en la investigación de Carrasco, para suspender las fumigaciones de glifosato hasta que se tengan precisiones sobre la verdadera toxicidad del herbicida.
En ese mismo artículo, La Nación consulta diversas fuentes sobre la posible prohibición. Y todas arriban a una conclusión: que las denuncias “no tienen sustento”. Claro, los organismos consultados son los que mayores réditos económicos tienen gracias a la soja y el glifosato: la mencionada CASAFE, Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, que reagrupa a 1500 grandes productores) y Acsoja (Asociación de la Cadena de la Soja en Argentina, que reúne a 29 organizaciones empresariales y otras instituciones con incidencia en la cadena de la soja). El presidente de esta última institución, Rodolfo Rossi, afirma en la nota que suspender el uso de glifosato sería “como si se prohibiera la aspirina”.
Finalmente, y a pesar de la descalificación mediática que sufrió, la investigación de Carrasco fue revisada y publicada en agosto de 2010 por la prestigiosa revista internacional Chemical Research in Toxicology, lo que finalmente le otorgó –según sostienen en el ámbito académico– aval científico.
La acérrima defensa de la soja y el glifosato que Clarín y La Nación hacen tiene una simple pero millonaria explicación: ambas empresas están asociadas en la organización de la feria anual Expoagro, donde se realizan cada año jugosos negocios vinculados a los productos transgénicos y a diferentes agroquímicos. En 2007, por ejemplo, la exposición arrojó ventas por un total de 140 millones de dólares. Por estos días se está desarrollando su edición 2011, a la que asistieron Eduardo Duhalde, Gerónimo Venegas, Francisco de Narváez y José Antonio Aranda, vicepresidente del Grupo Clarín, denunciado por este diario a raíz de un polémico emprendimiento arrocero en la provincia de Corrientes.
Pero las responsabilidades y complicidades no recaen sólo sobre los medios de comunicación y las multinacionales, sino también sobre el Estado. Pese a que en nuestro país el uso de este agroquímico aumentó 200 veces en los últimos 18 años, su utilización todavía no cuenta con una legislación nacional uniforme que regule su aplicación, rigurosos controles estatales, ni estudios epidemiológicos serios.
Los especialistas aseguran que esta situación tendría su raíz en que el Estado recauda una importante cantidad de dinero a través de las retenciones que fija a los productores sojeros. Y coinciden en que los controles son precarios porque la ley también lo es. Consultada por este diario, Graciela Gómez, abogada y ambientalista santafesina, explicó: “La legislación, además de desarticulada, no es seria. Cada provincia legisla a su modo y lo mismo sucede en cada municipio. Así se da una fragmentación de responsabilidades y una inexistente coordinación entre todos los organismos, que no ayuda a ejercer un control adecuado. Esto hace más débil y confusa la eficacia de las normas.” Y agregó: “Es necesario sancionar con urgencia una norma sobre control y uso de agroquímicos a nivel nacional.”
Pero los pocos proyectos que se presentaron en el Congreso nunca se llegaron a tratar en recinto. La iniciativa de la diputada nacional Julia Perié, del Frente para la Victoria, que solicita “la prohibición total de la comercialización, uso, y aplicación del glifosato por su aguda toxicidad”, duerme en el Parlamento desde agosto de 2009: fue aprobado en comisión, pero jamás tratado en el recinto.
También Cecilia Merchán, diputada del interbloque Proyecto Sur, presentó un proyecto de ley en agosto de 2010 para prohibir la fumigación aérea con plaguicidas en todo el país, pero corrió la misma suerte que su colega.
"Esto no se soluciona porque hay muy fuertes intereses por parte de las multinacionales. Debería haber una posición más firme del Estado. Sobre todo cuando quienes más se enriquecen con este modelo son los grandes pooles de siembra –agazapados en la Sociedad Rural– y las multinacionales como Monsanto”, consideró Merchán.
Por qué Clarín y La Nación apoyan el uso de glifosato en la Argentina
Publicado el 6 de Marzo de 2011
Por Manuel Alfieri
El diario de Noble y Magnetto oculta los casos de cáncer y malformaciones y llegó a manipular informes científicos contra el uso del químico. La campaña del diario de Bartolomé Mitre para promoverlo y el verdadero rol de Expoagro.
Los informes de médicos y científicos independientes que sostienen que el glifosato está causando un verdadero desastre a nivel sanitario y ambiental se suman año tras año: el más conocido es el del doctor Andrés Carrasco, quien demostró que ese herbicida, utilizado en dosis mucho menores a las del campo, produce diversas malformaciones. Pero también existen otros, como los del médico Alejandro Oliva, que advierten sobre el crecimiento de casos de cáncer, posiblemente relacionados al uso intensivo de agroquímicos; y los del doctor Jorge Kaczewer, que también hablan de enfermedades neurológicas y problemas reproductivos. Pese a eso, el uso de glifosato en nuestro país crece forma vertiginosa: mientras que en 1991 se utilizaron sólo 1 millón de litros, durante 2009 fueron casi 200 millones, lo que representa el 8,5% de lo usado a nivel mundial. Y va en aumento.
onsultados por Tiempo Argentino, una amplia gama de ONG, especialistas, personas perjudicadas por las fumigaciones y una porción del arco político nacional denunciaron que la razón más evidente para explicar este fenómeno es el sensacional conglomerado de intereses que se encuadran tras el llamado “modelo sojero”, donde el glifosato es una sustancia clave y en el que aparecen en escena grandes multinacionales, medios de comunicación afines a estas empresas, políticos de diferentes extractos y altos funcionarios públicos, muchos de ellos relacionados entre sí (ver “Quiénes lo defienden”). Tal vez por esa misma razón, y a pesar de estos contundentes datos, en el país no existe una legislación uniforme que regule el uso de agroquímicos. Tampoco hay mínimos controles por parte del Estado, ni estudios epidemiológicos serios.
Se trata de un modelo que mueve miles de millones de dólares por año, pero que también está dejando cientos de pueblos contaminados. Un pequeño pero delicado ejemplo es el de La Leonesa, en la provincia del Chaco, donde uno de los pocos estudios oficiales que se realizaron en el país certificó que, durante la última década, los casos de cáncer en niños se triplicaron y las malformaciones en recién nacidos aumentaron un 400%. Pese a que el informe fue realizado por profesionales de organismos estatales, el gobierno de Chaco rechazó estos resultados, producto de los fuertes intereses que existen en la provincia vinculados al negocio de la soja y el glifosato.
La soja transgénica ingresó a la Argentina en el año 1996, de la mano del por entonces secretario de Agricultura de Carlos Saúl Menem, Felipe Solá. Nuestro país fue el segundo, después de los Estados Unidos, en autorizar su llegada, plagada de irregularidades. Según relata Horacio Verbitsky en un artículo de Página/12, se violaron procedimientos administrativos, se dejaron sin respuesta los cuestionamientos de instancias técnicas y no se realizaron los análisis especificados por distintos organismos. En el proceso de autorización también se vio la mano de Monsanto: el expediente administrativo estaba escrito en inglés y nunca fue traducido al castellano. Además, de los 136 folios que tenía, 108 pertenecían a informes presentados por la multinacional estadounidense. A Solá no pareció importarle mucho: firmó el documento, a las apuradas, el 25 de marzo de 1996. “Si existe un país en el que la multinacional haya podido hacer todo lo que le viniera en gana sin el menor obstáculo, ese es Argentina”, relata la francesa Marie-Monique Robin, en el capítulo dedicado a nuestro país, de su famoso libro El mundo según Monsanto.
Monsanto es la firma por excelencia en el mercado de los organismos genéticamente modificados. No sólo produce las semillas de soja transgénica, sino que además vende el glifosato (bajo el nombre comercial de Round-Up Ready), imprescindible para fumigar este cultivo. Durante el año 2006, reportó más de 7000 millones de dólares de ganancia.
Su entrada al país no sólo estuvo auspiciada por políticos, sino también por medios de comunicación: junto a Solá, otro de los impulsores de la soja transgénica y el glifosato fue el ingeniero Héctor Huergo, pariente lejano de Ernestina Herrera de Noble y actual director del suplemento y el canal Rural de Clarín. Huergo dirigió el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) entre febrero y noviembre de 1994, designado por el propio secretario de Agricultura. Por esos tiempos, su esposa, Silvia Mercado, era agente de prensa de Solá.
“Huergo arruinó el INTA. Sin ningún tipo de escrúpulos, transfirió el capital genético estratégico para el país a distintas multinacionales del agronegocio, como Monsanto y Nidera. También les permitió el acceso a los archivos secretos del organismo. Quienes estaban en desacuerdo, eran despedidos inmediatamente. Hoy, Huergo es el máximo defensor de la soja transgénica y el glifosato”, aseguró a Tiempo Argentino el ingeniero agrónomo e historiador, Alberto Lapolla, quien conoce bien al director de Clarín Rural: ambos fueron compañeros en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
Los nexos entre el grupo comunicacional más poderoso del país y las corporaciones vinculadas al comercio de agroquímicos y transgénicos son explícitos y fáciles de identificar. Cada edición del suplemento Rural está plagada de publicidades de Monsanto, Syngenta, Nidera, Basf, Bayer, Don Mario, entre otras, que ponen buena parte de sus ingresos en las páginas del diario de la viuda de Noble (ver reproducciones).
Una nota de junio de 2008 es un pequeño ejemplo (de los cientos que pueden encontrarse) que muestra la fraternal relación existente entre Clarín Rural y la multinacional Monsanto. Titulado “Ambiente, semillas y calidad de vida”, el artículo anuncia el lanzamiento de un “compromiso” de la multinacional estadounidense “orientado a contribuir a aumentar la producción mundial de alimentos en vistas de su creciente demanda (…) poniendo constantemente foco en el cuidado del medioambiente”.
Tal vez por eso, así como los elogios a las grandes corporaciones del agro se repiten en todas las ediciones del suplemento dirigido por Huergo, las denuncias vinculadas a los efectos de los agroquímicos sobre la salud humana (realizadas por médicos, científicos y organizaciones ambientalistas del interior del país) no tienen lugar en Clarín. Esto es fácilmente constatable haciendo una búsqueda en el archivo web del diario. Ni siquiera aparecen los casos más conocidos, como el mencionado aumento de enfermedades en el Chaco; o las denuncias de vecinos de distintas localidades de Santa Fe, producto de intoxicaciones y enfermedades vinculadas al uso intensivo de agroquímicos. Tampoco las del Movimiento Nacional Campesino Indígena, que define esta situación como un “desastre sanitario”; ni del ambientalista Jorge Rulli, que atribuye al “modelo sojero” un “genocidio encubierto”. Apenas se menciona en una nota el brote de cáncer en el Barrio Ituzaingó Anexo de Córdoba, pero no se lo relaciona con el uso intensivo de glifosato, sino con otras sustancias químicas. Los artículos relacionados al herbicida reflejan la posición del multimedios frente a este grave problema. Por ejemplo, el sábado 12 de septiembre de 2009, una nota titulada “Un espaldarazo para el glifosato”, afirma que un informe realizado por expertos del CONICET concluyó en que “usado responsablemente, el producto no implica riesgos para la salud humana”. Si bien esto es cierto, es sólo una de las conclusiones: Clarín omite mencionar deliberadamente que los científicos del CONICET también advirtieron que “en la Argentina no existen suficientes datos sobre los efectos del glifosato en la salud humana, por lo cual sería importante promover la realización de los estudios pertinentes”, según puede leerse textual en el documento.
El doctor Andrés Carrasco, uno de los investigadores más importantes del país , que trabaja desde hace casi 30 años en desarrollo embrionario y presidió el CONICET, fue víctima de la difamación de estos medios de comunicación por denunciar los terribles efectos de los agroquímicos sobre la salud humana, según contó a Tiempo.
En el año 2009, Carrasco realizó una investigación en la que comprobó que el glifosato produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aun en dosis muy inferiores a las utilizadas en los campos argentinos. “El glifosato es un veneno, aunque algunos quieran sacarle ese mote y decir que es un químico. Es un veneno porque mata hierbas”, explicó el científico, quien además narró que, poco después de presentar su trabajo, dos abogados de la CASAFE (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes, que agrupa a proveedores de agroquímicos) irrumpieron en su laboratorio y amenazaron a sus colaboradores. También fue víctima de presiones políticas e, incluso, se puso en duda la existencia de su investigación.
El diario La Nación, ligado históricamente a la Sociedad Rural Argentina y los sectores más conservadores del país, fue uno de los medios que encabezó la campaña de desprestigio mediático contra la investigación de Carrasco. Por ejemplo, en una nota del 24 de abril de 2009, titulada “No aparece un estudio crítico sobre el glifosato”, se refiere al trabajo del investigador como “un estudio de supuesta validez científica”. Un día después, el artículo “Ante el riesgo de volver al pasado”, advierte sobre la “preocupación en el agro por la posibilidad de que se prohíba o suspenda el uso de glifosato, uno de los pilares sobre los que se apoya la producción nacional”, algo que traería “consecuencias muy graves”. El temor del diario fundado por Bartolomé Mitre estaba justificado: por esos días, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas había presentado un amparo ambiental ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sustentado en la investigación de Carrasco, para suspender las fumigaciones de glifosato hasta que se tengan precisiones sobre la verdadera toxicidad del herbicida.
En ese mismo artículo, La Nación consulta diversas fuentes sobre la posible prohibición. Y todas arriban a una conclusión: que las denuncias “no tienen sustento”. Claro, los organismos consultados son los que mayores réditos económicos tienen gracias a la soja y el glifosato: la mencionada CASAFE, Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, que reagrupa a 1500 grandes productores) y Acsoja (Asociación de la Cadena de la Soja en Argentina, que reúne a 29 organizaciones empresariales y otras instituciones con incidencia en la cadena de la soja). El presidente de esta última institución, Rodolfo Rossi, afirma en la nota que suspender el uso de glifosato sería “como si se prohibiera la aspirina”.
Finalmente, y a pesar de la descalificación mediática que sufrió, la investigación de Carrasco fue revisada y publicada en agosto de 2010 por la prestigiosa revista internacional Chemical Research in Toxicology, lo que finalmente le otorgó –según sostienen en el ámbito académico– aval científico.
La acérrima defensa de la soja y el glifosato que Clarín y La Nación hacen tiene una simple pero millonaria explicación: ambas empresas están asociadas en la organización de la feria anual Expoagro, donde se realizan cada año jugosos negocios vinculados a los productos transgénicos y a diferentes agroquímicos. En 2007, por ejemplo, la exposición arrojó ventas por un total de 140 millones de dólares. Por estos días se está desarrollando su edición 2011, a la que asistieron Eduardo Duhalde, Gerónimo Venegas, Francisco de Narváez y José Antonio Aranda, vicepresidente del Grupo Clarín, denunciado por este diario a raíz de un polémico emprendimiento arrocero en la provincia de Corrientes.
Pero las responsabilidades y complicidades no recaen sólo sobre los medios de comunicación y las multinacionales, sino también sobre el Estado. Pese a que en nuestro país el uso de este agroquímico aumentó 200 veces en los últimos 18 años, su utilización todavía no cuenta con una legislación nacional uniforme que regule su aplicación, rigurosos controles estatales, ni estudios epidemiológicos serios.
Los especialistas aseguran que esta situación tendría su raíz en que el Estado recauda una importante cantidad de dinero a través de las retenciones que fija a los productores sojeros. Y coinciden en que los controles son precarios porque la ley también lo es. Consultada por este diario, Graciela Gómez, abogada y ambientalista santafesina, explicó: “La legislación, además de desarticulada, no es seria. Cada provincia legisla a su modo y lo mismo sucede en cada municipio. Así se da una fragmentación de responsabilidades y una inexistente coordinación entre todos los organismos, que no ayuda a ejercer un control adecuado. Esto hace más débil y confusa la eficacia de las normas.” Y agregó: “Es necesario sancionar con urgencia una norma sobre control y uso de agroquímicos a nivel nacional.”
Pero los pocos proyectos que se presentaron en el Congreso nunca se llegaron a tratar en recinto. La iniciativa de la diputada nacional Julia Perié, del Frente para la Victoria, que solicita “la prohibición total de la comercialización, uso, y aplicación del glifosato por su aguda toxicidad”, duerme en el Parlamento desde agosto de 2009: fue aprobado en comisión, pero jamás tratado en el recinto.
También Cecilia Merchán, diputada del interbloque Proyecto Sur, presentó un proyecto de ley en agosto de 2010 para prohibir la fumigación aérea con plaguicidas en todo el país, pero corrió la misma suerte que su colega.
"Esto no se soluciona porque hay muy fuertes intereses por parte de las multinacionales. Debería haber una posición más firme del Estado. Sobre todo cuando quienes más se enriquecen con este modelo son los grandes pooles de siembra –agazapados en la Sociedad Rural– y las multinacionales como Monsanto”, consideró Merchán.
miércoles, 11 de mayo de 2011
Permacultura Urbana: El Movimiento de Transición
Permacultura Urbana: El Movimiento de Transición: "El Movimiento de Transición “La mejor forma de predecir tu futuro... es crearlo” La Transición es la respuesta de las comunidades de person..."
lunes, 9 de mayo de 2011
Vías versus rutas
Había una vez un país que tenia buenos ferrocarriles, y nuestros abuelos eran los orgullosos ferroviarios....
Pero ....
Qué nos pasó en las ultimas décadas????
Quién los desprestigió diciendo que daban pérdidas? (seguro que dan , pero los beneficios generales son cuantiosos)
Quien los saqueó?
A quienes beneficia que no existan?? (muchos caminos ... muchos camiones..)
Queremos ser desarrollados??
Sigan este documento y veremos a qué distancia estamos....
LA MÁQUINA QUE ODIAN LOS DUEÑOS DE LOS CAMIONES
¿Se imaginan traer este tipo de maquinaria para desarrollar nuestros FFCC?
Impresionante, así podríamos recuperar nuestras vías férreas de todo el país en poco tiempo, mejorando el transporte de carga y pasajeros con trenes nuevos del primer mundo. Además de bajar los costos de fletes de las mercaderías, combustibles, etc... Es muy simple: el costo operativo de una locomotora diesel llevando una carga equivalente a 15 camiones gasoleros representa el 20% y no tiene riesgos de accidentes masivos...
En todo el mundo los ferrocarriles de carga siguen siendo de vital importancia estratégica para los gobiernos, aunque deban subsidiarlo para que sean motivo de progreso y avance económico regional
¿y acá...?
http://dc132.file.qip.ru/flash/player.swf?file=http://dc132.file.qip.ru/img/135218468/cfbba8b3/dlink__2Fdownload_2Fx3UWWolQ_3Ftsid_3D20100723-132526-f1240c3b/preview.flv&image=http://dc132.file.qip.ru/img/135218468/cfbba8b3/aefc0a75_kak_kladut_relsi.flv&lo
Ing. Civil Raul A. Garay
miércoles, 4 de mayo de 2011
Diversidad agroecológica
Semillas secuestradas
¿Quién ha oído hablar alguna vez del tomate bombilla, la berenjena blanca o la lechuga lengua de buey? Difícil. Se trata de variedades locales y tradicionales que han quedado al margen de los canales habituales de producción, distribución y consumo de alimentos. Variedades en peligro de extinción.
Nuestra alimentación actual depende de unas pocas variedades agrícolas y ganaderas. Tan solo cinco variedades de arroz proporcionan el 95% de las cosechas en los mayores países productores y el 96% de las vacas de ordeño en el Estado español pertenecen a una sola raza, la frisona-holstein, la más común a nivel mundial en producción lechera. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un 75% de las variedades agrícolas han desaparecido a lo largo del último siglo.
Pero esta pérdida de agrodiversidad no sólo tiene consecuencias ecológicas y culturales, sino que implica, también, la desaparición de sabores, principios nutritivos y conocimientos gastronómicos, y amenaza nuestra seguridad alimentaria al depender de unos pocos cultivos y ganado. A lo largo de los siglos, el saber campesino fue mejorando las variedades, adaptándolas a las diversas condiciones agroecológicas a partir de prácticas tradicionales, como la selección de semillas y los cruces para desarrollar cultivos.
Las variedades actuales, en cambio, dependen del uso intensivo de productos agrotóxicos, pesticidas y fertilizantes químicos, con un fuerte impacto medioambiental y que son más vulnerables a sequías, enfermedades y plagas. La industria mejoró las semillas para adaptarlas a los intereses de un mercado globalizado, dejando en segundo lugar nuestras necesidades alimenticias y nutritivas con variedades saturadas de químicos y tóxicos, como recoge el documental ‘Notre poison quotidien’ de Marie-Monique Robin, estrenado recientemente en Francia.
Hasta hace cien años, miles de variedades de maíz, arroz, calabaza, tomate, patata… abundaban en comunidades campesinas. A lo largo de 12.000 años de agricultura, se manejaron unas 7.000 especies de plantas y varios miles de animales para la alimentación, pero hoy, según datos del Convenio sobre Diversidad Biológica, sólo quince variedades de cultivos y ocho de animales representan el 90% de nuestra alimentación.
La agricultura industrial e intensiva, a partir de la Revolución Verde, en los años sesenta, apostó por unos pocos cultivos comerciales, variedades uniformes, con una estrecha base genética y adaptadas a las necesidades del mercado (cosechas con maquinaria pesada, preservación artificial y transporte de largas distancias, uniformización en el sabor y en la apariencia). Unas políticas que impusieron semillas industriales con el pretexto de aumentar su rentabilidad y producción, desacreditando las semillas campesinas y privatizando su uso.
De este modo, y con el paso del tiempo, se han ido emitiendo patentes sobre una gran diversidad de semillas, plantas, animales, etc., erosionando el derecho campesino a mantener sus propias semillas y amenazando medios de subsistencia y tradiciones. Mediante estos sistemas, las empresas se han adueñado de organismos vivos y, a través de la firma de contratos, el campesinado depende de la compra anual de semillas, sin posibilidad de poder guardarlas después de la cosecha, plantarlas y/o venderlas la siguiente temporada. Las semillas, que representaban un bien común, patrimonio de la humanidad, han sido privatizadas, patentadas y, en definitiva, “secuestradas”.
La generalización de variedades híbridas, que no pueden ser reproducidas, y los transgénicos fueron otros de los mecanismos utilizados para controlar su comercialización. Estas variedades contaminan las semillas tradicionales, condenándolas a su extinción e imponiendo un modelo dependiente de la agroindustria. El mercado mundial de semillas está extremadamente monopolizado y sólo diez empresas controlan el 70% del mismo.
Como señala La Vía Campesina, la mayor red internacional de organizaciones campesinas, “somos víctimas de una guerra por el control de las semillas. Nuestras agriculturas están amenazadas por industrias que intentan controlar nuestras semillas por todos los medios posibles. El resultado de esta guerra será determinante para el futuro de la humanidad, porque de las semillas dependemos todos y todas para nuestra alimentación cotidiana”.
Del 14 al 18 de marzo se celebró, precisamente, la cuarta sesión del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, en Bali, un tratado fuertemente criticado por movimientos sociales como La Vía Campesina, al considerar que reconoce y legitima la propiedad industrial sobre las semillas. A pesar de que su contenido reconoce el derecho de los campesinos a la venta, al intercambio y a la siembra, el Tratado, según sus detractores, no impone estos derechos y claudica frente a los intereses industriales.
Hoy, más que nunca, en un contexto de crisis alimentaria, es necesario apostar por otro modelo de agricultura y alimentación que se base en los principios de la soberanía alimentaria y la agroecología, al servicio de las comunidades y en manos del campesinado local. Mantener, recuperar e intercambiar las semillas campesinas es un acto de desobediencia y responsabilidad, a favor de la vida, la dignidad y la cultura.
Esther Vivas es autora de ‘Del campo al plato. Los circuitos de producción y distribución de alimentos’.
+ info: http://esthervivas.wordpress.com
¿Quién ha oído hablar alguna vez del tomate bombilla, la berenjena blanca o la lechuga lengua de buey? Difícil. Se trata de variedades locales y tradicionales que han quedado al margen de los canales habituales de producción, distribución y consumo de alimentos. Variedades en peligro de extinción.
Nuestra alimentación actual depende de unas pocas variedades agrícolas y ganaderas. Tan solo cinco variedades de arroz proporcionan el 95% de las cosechas en los mayores países productores y el 96% de las vacas de ordeño en el Estado español pertenecen a una sola raza, la frisona-holstein, la más común a nivel mundial en producción lechera. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un 75% de las variedades agrícolas han desaparecido a lo largo del último siglo.
Pero esta pérdida de agrodiversidad no sólo tiene consecuencias ecológicas y culturales, sino que implica, también, la desaparición de sabores, principios nutritivos y conocimientos gastronómicos, y amenaza nuestra seguridad alimentaria al depender de unos pocos cultivos y ganado. A lo largo de los siglos, el saber campesino fue mejorando las variedades, adaptándolas a las diversas condiciones agroecológicas a partir de prácticas tradicionales, como la selección de semillas y los cruces para desarrollar cultivos.
Las variedades actuales, en cambio, dependen del uso intensivo de productos agrotóxicos, pesticidas y fertilizantes químicos, con un fuerte impacto medioambiental y que son más vulnerables a sequías, enfermedades y plagas. La industria mejoró las semillas para adaptarlas a los intereses de un mercado globalizado, dejando en segundo lugar nuestras necesidades alimenticias y nutritivas con variedades saturadas de químicos y tóxicos, como recoge el documental ‘Notre poison quotidien’ de Marie-Monique Robin, estrenado recientemente en Francia.
Hasta hace cien años, miles de variedades de maíz, arroz, calabaza, tomate, patata… abundaban en comunidades campesinas. A lo largo de 12.000 años de agricultura, se manejaron unas 7.000 especies de plantas y varios miles de animales para la alimentación, pero hoy, según datos del Convenio sobre Diversidad Biológica, sólo quince variedades de cultivos y ocho de animales representan el 90% de nuestra alimentación.
La agricultura industrial e intensiva, a partir de la Revolución Verde, en los años sesenta, apostó por unos pocos cultivos comerciales, variedades uniformes, con una estrecha base genética y adaptadas a las necesidades del mercado (cosechas con maquinaria pesada, preservación artificial y transporte de largas distancias, uniformización en el sabor y en la apariencia). Unas políticas que impusieron semillas industriales con el pretexto de aumentar su rentabilidad y producción, desacreditando las semillas campesinas y privatizando su uso.
De este modo, y con el paso del tiempo, se han ido emitiendo patentes sobre una gran diversidad de semillas, plantas, animales, etc., erosionando el derecho campesino a mantener sus propias semillas y amenazando medios de subsistencia y tradiciones. Mediante estos sistemas, las empresas se han adueñado de organismos vivos y, a través de la firma de contratos, el campesinado depende de la compra anual de semillas, sin posibilidad de poder guardarlas después de la cosecha, plantarlas y/o venderlas la siguiente temporada. Las semillas, que representaban un bien común, patrimonio de la humanidad, han sido privatizadas, patentadas y, en definitiva, “secuestradas”.
La generalización de variedades híbridas, que no pueden ser reproducidas, y los transgénicos fueron otros de los mecanismos utilizados para controlar su comercialización. Estas variedades contaminan las semillas tradicionales, condenándolas a su extinción e imponiendo un modelo dependiente de la agroindustria. El mercado mundial de semillas está extremadamente monopolizado y sólo diez empresas controlan el 70% del mismo.
Como señala La Vía Campesina, la mayor red internacional de organizaciones campesinas, “somos víctimas de una guerra por el control de las semillas. Nuestras agriculturas están amenazadas por industrias que intentan controlar nuestras semillas por todos los medios posibles. El resultado de esta guerra será determinante para el futuro de la humanidad, porque de las semillas dependemos todos y todas para nuestra alimentación cotidiana”.
Del 14 al 18 de marzo se celebró, precisamente, la cuarta sesión del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, en Bali, un tratado fuertemente criticado por movimientos sociales como La Vía Campesina, al considerar que reconoce y legitima la propiedad industrial sobre las semillas. A pesar de que su contenido reconoce el derecho de los campesinos a la venta, al intercambio y a la siembra, el Tratado, según sus detractores, no impone estos derechos y claudica frente a los intereses industriales.
Hoy, más que nunca, en un contexto de crisis alimentaria, es necesario apostar por otro modelo de agricultura y alimentación que se base en los principios de la soberanía alimentaria y la agroecología, al servicio de las comunidades y en manos del campesinado local. Mantener, recuperar e intercambiar las semillas campesinas es un acto de desobediencia y responsabilidad, a favor de la vida, la dignidad y la cultura.
Esther Vivas es autora de ‘Del campo al plato. Los circuitos de producción y distribución de alimentos’.
+ info: http://esthervivas.wordpress.com
lunes, 2 de mayo de 2011
Campaña para evitar contaminación en zonas aledañas a ferrocarriles - UAC.
CAMPAÑA NACIONAL
PAREN DE FUMIGAR LAS VIAS CON AGROTOXICOS
- Es de público conocimiento que las vías de los trenes del todo el país son fumigadas con agrotóxicos - entre ellos el glifosato – con el objetivo de desmalezar las mismas.
- Se aducen motivos económicos, es decir no gastar en contratar trabajadores para realizar el desmalezamiento manual como ocurre en países europeos.
- Estos agrotóxicos son potentes venenos utilizados en agricultura para matar todo, excepto plantas modificadas genéticamente como la soja transgénica.
- No hay maleza, insecto, animal o humano que resista. Las micropartículas de estos tóxicos se expande a no menos de 800mts de donde fueron arrojadas.
- En el caso del glifosato estudios científicos publicados en las revistas más prestigiosas del mundo demuestran que es nocivo para la salud humana produciendo cáncer, alteraciones severas de la vías respiratorias y graves trastornos congénitos y el aparato reproductivo que pueden afectar generaciones futuras.
- En nuestro país hay leyes provinciales y ordenanzas municipales que prohíben su uso en zonas urbanas y lo limitan en zonas rurales cercanas a poblaciones.
- A pesar de esto las empresas de trenes lo usan impunemente, con el aval de la CNRT y el SENASA.
- En el plenario del XV Encuentro del la Unión de Asambleas Ciudadanas - UAC – realizado en la ciudad de Colón, Entre Ríos, se aprobó por consenso denunciar esta acción criminal.
- Los vecin@s sabemos que tenemos el derecho a realizar las acciones necesarias, ya sea vía difusión o con acciones directas en vías y estaciones ferroviarias, hasta que se paren de fumigar las vías con agrotóxicos.
Foro por la Salud y el Ambiente de Vicente López
Primeras acciones de la campaña:
Zonanorte.diario.com. 30/04/2011: Los vecinos denuncian la fumigación con agrotóxicos en las vías del tren. Foro por la Salud y Ambiente de Vicente Lopez
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Comisión Prensa y Comunicación
UAC Unión de Asambleas Ciudadanas
http://www.asambleasciudadanas.org.ar/
PAREN DE FUMIGAR LAS VIAS CON AGROTOXICOS
- Es de público conocimiento que las vías de los trenes del todo el país son fumigadas con agrotóxicos - entre ellos el glifosato – con el objetivo de desmalezar las mismas.
- Se aducen motivos económicos, es decir no gastar en contratar trabajadores para realizar el desmalezamiento manual como ocurre en países europeos.
- Estos agrotóxicos son potentes venenos utilizados en agricultura para matar todo, excepto plantas modificadas genéticamente como la soja transgénica.
- No hay maleza, insecto, animal o humano que resista. Las micropartículas de estos tóxicos se expande a no menos de 800mts de donde fueron arrojadas.
- En el caso del glifosato estudios científicos publicados en las revistas más prestigiosas del mundo demuestran que es nocivo para la salud humana produciendo cáncer, alteraciones severas de la vías respiratorias y graves trastornos congénitos y el aparato reproductivo que pueden afectar generaciones futuras.
- En nuestro país hay leyes provinciales y ordenanzas municipales que prohíben su uso en zonas urbanas y lo limitan en zonas rurales cercanas a poblaciones.
- A pesar de esto las empresas de trenes lo usan impunemente, con el aval de la CNRT y el SENASA.
- En el plenario del XV Encuentro del la Unión de Asambleas Ciudadanas - UAC – realizado en la ciudad de Colón, Entre Ríos, se aprobó por consenso denunciar esta acción criminal.
- Los vecin@s sabemos que tenemos el derecho a realizar las acciones necesarias, ya sea vía difusión o con acciones directas en vías y estaciones ferroviarias, hasta que se paren de fumigar las vías con agrotóxicos.
Foro por la Salud y el Ambiente de Vicente López
Primeras acciones de la campaña:
Zonanorte.diario.com. 30/04/2011: Los vecinos denuncian la fumigación con agrotóxicos en las vías del tren. Foro por la Salud y Ambiente de Vicente Lopez
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Comisión Prensa y Comunicación
UAC Unión de Asambleas Ciudadanas
http://www.asambleasciudadanas.org.ar/
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