CONVOCATORIA A ASAMBLEA POPULAR
CÓRDOBA FRENTE A LOS PELIGROS DE LA ENERGÍA NUCLEAR
El terrible accidente de Fukushima motivó inmediatos pedidos de revisión del uso de la energía nuclear. Decenas de países revisan sus planes nucleares, se dan manifestaciones multitudinarias (Japón, Alemania, España, Italia, Bélgica, EEUU, India, Taiwán). En el cono sur, Venezuela suspendió su programa nuclear, Paraguay protestó ante la posible central argentina en Formosa y Bolivia pidió una Sudamérica sin centrales nucleares.
Sin embargo en Argentina el Plan Nuclear reactivado en 2006 sigue firme y nos encaminamos hacia la inauguración de Atucha II (irreal, ya que el reactor no estará finalizado); se sigue hablando de cifras millonarias para relanzar la Central Embalse de vida útil ya caducada; se violan las leyes nacionales e internacionales en cuanto a las remediaciones en Córdoba (Los Gigantes Y Dioxitek); y se avanza en planes de extracción de uranio a cielo abierto en Chubut, San Juan, Jujuy, la Rioja y otras provincias, una práctica conocidamente contaminante. Sobre esto último, Córdoba supo protegerse con la ley 9526 en 2007, pero son fuertes las presiones para derogarla.
Es así que Córdoba tiene todos los peligros nucleares posibles: Contaminación radiactiva actual (como lo acaba de denunciar también el defensor del pueblo), un basurero nuclear en plena ciudad capital, una central que falla repetidamente (ver en adjunto listado de incidentes) y el entramado de ríos en peligro frente a futuras extracciones de uranio.
¿Cómo solucionar los problemas del presente y evitar más daños a futuro? Creemos que debe debatirse. Debatirse en el marco de la crisis energética global, que al igual que la financiera, la alimentaria y la climática, nos exige una revisión integral de nuestro modo de vida y acciones concretas de transición para salvarnos de colapsos y sufrimientos.
Por eso, desde múltiples organizaciones y grupos convocamos:
GRAN ASAMBLEA POPULAR
CÓRDOBA FRENTE A LOS PELIGROS DE LA ENERGÍA NUCLEAR
PARTICIPACIÓN ABIERTA A TODO EL PUEBLO DE CÓRDOBA
En la primera parte del encuentro, compartiremos información (charlas y videos) sobre DIOXITEK - CENTRAL DE EMBALSE - MINERÍA DE URANIO - CONTAMINACIÓN EN LOS GIGANTES
SÁBADO 7 DE MAYO, 14 hs
PLAZA Rivadavia, Alta Córdoba
Convocan:
APICULTORES DE CÓRDOBA
PUNILLA SUR DESPIERTA
VECINOS AUTOCONVOCADOS DE PUNILLA
ONGAMIRA DESPIERTA
COLECTIVO PAREN DE FUMIGAR CÓRDOBA
CÓRDOBA CIUDAD DESPIERTA
UNIÓN DE ASAMBLEAS CIUDADANAS
RED POR EL USO RESPONSABLE DEL AGUA DE TRASLASIERRA
CASAGRANDE DESPIERTA
LA CUMBRE DESPIERTA
VECINOS DE TRASLASIERRA POR EL AMBIENTE
ASAMBLEA DE VECINOS AUTOCONVOCADOS SOL Y RIO DE PIE
VECINOS AUTOCONVOCADOS POR UN AMBIENTE SANO ONCATIVO
Se adunta:
- documentación 66 razones
- listado de incidentes de embalse
- antecedentes dioxitek
- otros documentos
Links relacionados:
http://es.wikipedia.org/wiki/Plan_argentino_de_reactivaci%C3%B3n_nuclear_de_2006
Tokio http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5hNlLJLEzjfm9OtJzSmD63PyDk3yw?docId=CNG.bae5975bd2871398c0a540837156ff6c.71
Bélgica http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=792997
España http://www.imagendelgolfo.com.mx/resumen.php?id=242243
India (represión. un muerto y 50 heridos) http://www.eluniversal.com/2011/04/19/protesta-en-la-india-por-planta-nuclear.shtml
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2011/04/110418_ultnot_protestas_planta_nuclear_muerto_india_aw.shtml
Alemania http://politica.eluniversal.com/2011/04/23/protestas-en-alemania-contra-energia-nuclear-y-la-mision-en-libia.shtml
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=791973
http://www.vanguardia.com.mx/fuertesprotestasantinuclearesenalemania-703231.html
Taiwán http://www.rpp.com.pe/2011-04-22-cantante-taiwanesa-actuara-desnuda-en-protesta-contra-energia-nuclear-noticia_358243.html
:
FORO AMBIENTALISTA SANTIAGO "Declarado de interes legislativo por la Honorable Cámara de Diputados de Santiago de Estero". Sala de sesiones 28 de Agosto de 2007.- Toda persona que comparta la inquietud de cuidar la casa de todos, nuestra filosofía y método, es bienvenida a sumar su participación.
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miércoles, 27 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
martes, 19 de abril de 2011
viernes, 15 de abril de 2011
Energía Nuclear - Todavía hay quienes aseguran que es "limpia" y "eficiente"
Prensa Unión de Asambleas Ciudadanas Informa
15 de abril de 2011
QUO VADIS JAPÓN - FUKUSHIMA SUPERA LOS NIVELES RADIACTIVOS DE CHERNOBYL
Por Javier Rodríguez Pardo (*)
El gobierno de Japón elevó de cinco a siete el nivel de gravedad en las instalaciones nucleares dañadas y destruidas en Fukushima, utilizando el arbitrario dictamen INES (Escala Internacional de Incidentes Nucleares) para medir la gravedad radiológica. Las contradicciones y omisiones oficiales sobre el desastre nuclear japonés nos permitieron indagar el real impacto de los reactores que se hallan en vías de fusión o literalmente colapsados; en notas anteriores anunciábamos que las emisiones radiactivas de Fukushima superaban holgadamente a las de Chernobyl. ¿Nos adelantamos a la decisión oficial que ahora se hizo pública? El síndrome de la evacuación, del gran éxodo, pende sobre un pueblo que ha comenzado a perder su territorio y aparece la pregunta ¿adónde?¿Quo vadis Japón?
Cómo fue posible semejante desgracia si los señores del saber nuclear habían ponderado la calidad de las centrales atómicas de Japón, capaces de resistir terremotos de magnitud nueve en la escala de Richter, al mismo tiempo que culpaban a los profesionales locales de no haber sabido predecir un tsunami tan devastador, como si la culpa fuera de olas de quince metros cuando se esperaban algunas de un tamaño muy inferior. En esta correlación, no explicaban que las piscinas refrigerantes de desechos nucleares (combustible nuclear gastado que debe enfriarse por 25 ó más años), se habían agrietado debido al movimiento sísmico y no por el maremoto posterior, y que los tambores conteniendo los desechos radiactivos de alta actividad, ubicados en instalaciones contiguas, nunca fueron mencionados ni se aludía a su peligrosidad, ni donde se hallaban o en que estado habían quedado después de la violenta ola que los sacudió y revolvió brutalmente como si fueran hojas de papel; residuos que permanecerán activos por cientos de miles de años -hay que recordarlo- y que aún el hombre no ha procedido a aislarlos de manera definitiva. (Esperamos conocer el destino de esos recipientes deletéreos o el estado en que se hallan después del cataclismo). Mientras tanto las imágenes develaban la verdad disimulada en innumerables contradicciones entre técnicos, especialistas y gobiernos de distintas latitudes que sentenciaban la gravedad de Fukushima.
La seguridad de las centrales japonesas -en plena tragedia- era única en su género, fue diseñada para soportar terremotos inimaginables, advertían sesudos peritos, en el mismo instante en que, en el teatro de los sucesos, comenzaba la trama heroica de un grupo de técnicos que se inmolaba para salvar a sus congéneres, intentando enfriar, cubrir y acorazar a un reactor fusionado, tarea que resultó insuficiente. La proximidad del mar habilitaba el uso del agua, destructora de los metales del reactor, en último recurso para reducir la temperatura del núcleo averiado, a pesar de que aún se lo anunciaba como medianamente en estado de fusión, urdiendo de ese modo una de las mayores mentiras de la historia nuclear.
Menos mal que pasó en Japón, repetían insistentes las cadenas internacionales de noticias, ignorando acaso que esa misma isla había padecido decenas de fugas radiactivas de gran intensidad, sin fenómenos de terremotos o tsunamis a la vista, pero con la presencia -en un pasado reciente- de miles de manifestantes exigiendo el cierre de las centrales. Japón, al igual que los barones nucleares de occidente, acudió a la indecencia discursiva para afirmar que “aquí no pasa nada que no esté controlado”.
Fukushima permite elaborar una lista interminable de falsedades, engaños digitados por funcionarios, técnicos y expertos que minimizaban la tragedia convirtiendo al holocausto nuclear japonés en un genocidio justificado por una inconcebible adversidad. Fue la adversidad, proclamaron.
La misma hipocresía cientificista, capaz de afirmar que sólo treinta y cinco fueron los muertos de Chernobyl, deambula por los medios informativos en países de distinto signo: que Fukushima no representa peligro para la salud, que todos los equipos de seguridad funcionaron normalmente, que el sistema japonés previó una última coraza de hormigón impidiendo que la vasija con el núcleo se expusiera a cielo abierto, que la emisión radiactiva es semejante a la producida por un par de radiografías, que la radiación está controlada, que con el agua de mar inutilizaremos a los reactores pero habremos sofocado las emisiones radiactivas, fue una muletilla constante que se superponía con imágenes de las gigantescas cajas de hormigón destruidas y humeantes cubriendo los reactores. El viejo mensaje de que Fukushima no es Chernobyl demuele las argucias de la tecnocracia nuclear al reconocer ahora que ambas centrales se hallan en el mismo nivel siete en la escala INES.
De pronto la radiación alcanzó la bastedad del mar, primero a treinta kilómetros, enseguida superó los ochenta, leve y no significativa para la cadena trófica, argüían los voceros de la empresa y del gobierno, sin justificación alguna al reconocer elevados índices de radiación registrados en continentes lejanos. El agua, vehículo que comunica todo a la biosfera, se suma a la nube tóxica que también trasporta los radionucleidos en la gran campana. Nuestros registros, -comparativos con infortunios semejantes-, nos permiten afirmar que el caso Fukushima es mucho más grave que el de Chernobyl, en tanto contiene por lo menos cuatro veces más combustible que la unidad nuclear ucraniana. Aprendimos de Chernobyl y de las miles de fugas radiactivas de las plantas nucleoeléctricas, a descreer de los cultores de una tecnología que definen como de punta, barata, limpia y segura.
Ahora resulta que es barata porque las empresas no invirtieron en la seguridad que requieren las plantas (eso le achacan a la compañía eléctrica que gestiona Fukushima) y no dicen que es cara porque en realidad cuesta más la gestión del residuo radiactivo que la energía misma. Es sucia, por la misma cualidad anterior y porque en todo el proceso de la cadena nuclear se produce más escoria radiactiva que beneficios energéticos, en la molienda y colas de la minería, en la producción del dióxido de uranio, en los cementerios nucleares que quedarán vigilados eternamente, al ser decomisadas las centrales al cabo de su vida útil, en el reprocesamiento del combustible nuclear gastado, verdadero “licor de brujas” en opinión de quienes tienen la responsabilidad de reciclarlo, en las labores de las plantas nucleares en actividad y en la gestión de los residuos radiactivos, arrojados inescrupulosamente a los océanos o esperando repositorios definitivos que contengan los radionucleidos a perpetuidad. Al día de hoy no existe repositorio de residuos radiactivos de alta actividad en el mundo, y aquellos países que lo intentaron fracasaron. Hasta el PRAMU argentino, Proyecto de Remediación de Minas de Uranio, es una cruel falacia, con las minas de uranio abandonadas a sabiendas que contienen más del 70% del decaimiento del uranio 238, partículas cancerígenas expuestas a la complejidad climática, aún sin gestión definitiva.
Fukushima no puede ocultar la constante fuga radiactiva ni el impacto radiológico que sufre el planeta.
Hallan restos de yodo radiactivo en el agua corriente de Tokio y de otras ciudades y altos niveles de radiación en la leche, en verduras y hortalizas producidas en la región afectada, fue un lacerante titular. Todo el territorio se vio impactado radiológicamente en la atmósfera, en suelos, agua potable y mar. Y esto continuará por muchísimo tiempo. Entonces es hora de advertir a la población de la gran mentira oficial que minimiza los niveles de radiación de alimentos como los hallados en la espinaca, “semejante a una quinta parte de la que puede recibir un humano en una placa de rayos X”, información que oculta deliberadamente el carácter acumulativo de la radiactividad.
Por lo pronto se están utilizando aeronaves sin piloto que fotografían y estudian las plantas nucleoeléctricas. Un helicóptero teledirigido francés se halla en camino de Fukushima, única forma segura de investigar las centrales dañadas y las que también recibieron impactos menores. Las piscinas de los reactores 5 y 6 aumentaron considerablemente la temperatura, las bombas de refrigeración no funcionan, hay escapes radiactivos y sus núcleos están en virtual desmadre. Otras informaciones avisan que las bombas refrigerantes actúan pero que la temperatura no baja sustancialmente.
Los reactores 1, 2 y 3 se hallan en nivel máximo de gravedad, la propia empresa TEPCO anunció las dificultades para dotar de energía y de refrigeración a sus núcleos. El reactor 4 es otro de los averiados que también subió de categorización en la escala INES (ha superado 100.000 veces los niveles normales de radiactividad). “Las sustancias radiactivas parecen difundirse hacia el norte”, en opinión de la empresa propietaria de las plantas, Tokio Electric Company (Tepco), admitiendo que niveles importantes de estroncio 90, cesio 137 y yodo 131se registraron a 80 kilómetros de Fukushima.
Si hasta ahora el nivel de radiación equivale a un 10% del emitido por la planta soviética de Chernobyl (razonaba un agente de seguridad japonés), induce a pensar que lentamente Fukushima sobrepasará los niveles de aquella. Habrá que modificar la escala porque el nivel siete en la gradación INES fue superado.
¿Por qué aseguramos esto?
Porque cuatro unidades de Fukushima en estado de fusión, con piscinas rajadas y continuas emisiones de radiación, contienen casi mil toneladas de uranio, equivalente a cuatro veces la del reactor 4 de Chernobyl. Los escapes testeadas en territorio y aguas japonesas provienen de esas barras almacenadas que incluyen el combustible gastado refrigerándose en las piscinas y no tenemos en cuenta (porque lo desconocemos) la cantidad de residuos radiactivos de alta actividad alojados en los tambores contiguos a las plantas. El propio operador de la empresa Tepco, Junichi Matsumoto, reconoció que la cantidad de radiactividad liberada podría superar a la de Chernobyl en caso de persistir las fugas, sin tener en cuenta, hasta el momento, que el yodo 131 emitido en Fukushima es el doble del liberado por la central ucraniana.
El territorio se reduce, la isla empequeñece, la naturaleza ejerce su dominio. Recorrer un mapa de la nación japonesa implica detener la mirada en las ciudades del sur, Hiroshima y más abajo Nagasaki, reflejo inevitable de la memoria. El norte de Tokio fue sacudido con violencia por el terremoto y los primeros anuncios apuntaban a la planta nuclear de Onagawa, envuelta en llamas. La costa norte del Pacífico (Sengai) fue la más golpeada por la triple tragedia que parece inacabable, terremoto, maremoto y radiación. La ciudad imperial, Osaka, aparece como el límite habitable hacia el sur, pero no alcanza para un pueblo que tendrá que repensar el país y bucear fuerzas en su vieja cultura, ahora occidentalizada y signada por una economía, la tercera mayor mundial después de Estados Unidos y China. ¿Es este el camino? Por eso nuestra pregunta ¿Quo vadis Japón?, también válida para el planeta. Por lo pronto habrá que ir imaginando nuevos sitios, otras islas y otro hábitat que suplante los territorios irradiados del norte. No es ilógico pensar que Japón se ve obligado a delinear un nuevo camino partiendo de un kilómetro cero, no sólo evitando desarrollar energías destructivas o de efímera eficacia, sino replanteándose el sentido de la vida. Japón es también un caso testigo para todos, punto de inflexión de un mundo cegado por el consumo, devorador de futuro.
(*) Javier Rodríguez Pardo, Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH) Contacto: (011) 1567485340 Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)-Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC).
machpatagonia@gmail.com (www.machpatagonia.com.ar)
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Comisión Prensa y Comunicación
UAC Unión de Asambleas Ciudadanas
http://www.asambleasciudadanas.org.ar/
15 de abril de 2011
QUO VADIS JAPÓN - FUKUSHIMA SUPERA LOS NIVELES RADIACTIVOS DE CHERNOBYL
Por Javier Rodríguez Pardo (*)
El gobierno de Japón elevó de cinco a siete el nivel de gravedad en las instalaciones nucleares dañadas y destruidas en Fukushima, utilizando el arbitrario dictamen INES (Escala Internacional de Incidentes Nucleares) para medir la gravedad radiológica. Las contradicciones y omisiones oficiales sobre el desastre nuclear japonés nos permitieron indagar el real impacto de los reactores que se hallan en vías de fusión o literalmente colapsados; en notas anteriores anunciábamos que las emisiones radiactivas de Fukushima superaban holgadamente a las de Chernobyl. ¿Nos adelantamos a la decisión oficial que ahora se hizo pública? El síndrome de la evacuación, del gran éxodo, pende sobre un pueblo que ha comenzado a perder su territorio y aparece la pregunta ¿adónde?¿Quo vadis Japón?
Cómo fue posible semejante desgracia si los señores del saber nuclear habían ponderado la calidad de las centrales atómicas de Japón, capaces de resistir terremotos de magnitud nueve en la escala de Richter, al mismo tiempo que culpaban a los profesionales locales de no haber sabido predecir un tsunami tan devastador, como si la culpa fuera de olas de quince metros cuando se esperaban algunas de un tamaño muy inferior. En esta correlación, no explicaban que las piscinas refrigerantes de desechos nucleares (combustible nuclear gastado que debe enfriarse por 25 ó más años), se habían agrietado debido al movimiento sísmico y no por el maremoto posterior, y que los tambores conteniendo los desechos radiactivos de alta actividad, ubicados en instalaciones contiguas, nunca fueron mencionados ni se aludía a su peligrosidad, ni donde se hallaban o en que estado habían quedado después de la violenta ola que los sacudió y revolvió brutalmente como si fueran hojas de papel; residuos que permanecerán activos por cientos de miles de años -hay que recordarlo- y que aún el hombre no ha procedido a aislarlos de manera definitiva. (Esperamos conocer el destino de esos recipientes deletéreos o el estado en que se hallan después del cataclismo). Mientras tanto las imágenes develaban la verdad disimulada en innumerables contradicciones entre técnicos, especialistas y gobiernos de distintas latitudes que sentenciaban la gravedad de Fukushima.
La seguridad de las centrales japonesas -en plena tragedia- era única en su género, fue diseñada para soportar terremotos inimaginables, advertían sesudos peritos, en el mismo instante en que, en el teatro de los sucesos, comenzaba la trama heroica de un grupo de técnicos que se inmolaba para salvar a sus congéneres, intentando enfriar, cubrir y acorazar a un reactor fusionado, tarea que resultó insuficiente. La proximidad del mar habilitaba el uso del agua, destructora de los metales del reactor, en último recurso para reducir la temperatura del núcleo averiado, a pesar de que aún se lo anunciaba como medianamente en estado de fusión, urdiendo de ese modo una de las mayores mentiras de la historia nuclear.
Menos mal que pasó en Japón, repetían insistentes las cadenas internacionales de noticias, ignorando acaso que esa misma isla había padecido decenas de fugas radiactivas de gran intensidad, sin fenómenos de terremotos o tsunamis a la vista, pero con la presencia -en un pasado reciente- de miles de manifestantes exigiendo el cierre de las centrales. Japón, al igual que los barones nucleares de occidente, acudió a la indecencia discursiva para afirmar que “aquí no pasa nada que no esté controlado”.
Fukushima permite elaborar una lista interminable de falsedades, engaños digitados por funcionarios, técnicos y expertos que minimizaban la tragedia convirtiendo al holocausto nuclear japonés en un genocidio justificado por una inconcebible adversidad. Fue la adversidad, proclamaron.
La misma hipocresía cientificista, capaz de afirmar que sólo treinta y cinco fueron los muertos de Chernobyl, deambula por los medios informativos en países de distinto signo: que Fukushima no representa peligro para la salud, que todos los equipos de seguridad funcionaron normalmente, que el sistema japonés previó una última coraza de hormigón impidiendo que la vasija con el núcleo se expusiera a cielo abierto, que la emisión radiactiva es semejante a la producida por un par de radiografías, que la radiación está controlada, que con el agua de mar inutilizaremos a los reactores pero habremos sofocado las emisiones radiactivas, fue una muletilla constante que se superponía con imágenes de las gigantescas cajas de hormigón destruidas y humeantes cubriendo los reactores. El viejo mensaje de que Fukushima no es Chernobyl demuele las argucias de la tecnocracia nuclear al reconocer ahora que ambas centrales se hallan en el mismo nivel siete en la escala INES.
De pronto la radiación alcanzó la bastedad del mar, primero a treinta kilómetros, enseguida superó los ochenta, leve y no significativa para la cadena trófica, argüían los voceros de la empresa y del gobierno, sin justificación alguna al reconocer elevados índices de radiación registrados en continentes lejanos. El agua, vehículo que comunica todo a la biosfera, se suma a la nube tóxica que también trasporta los radionucleidos en la gran campana. Nuestros registros, -comparativos con infortunios semejantes-, nos permiten afirmar que el caso Fukushima es mucho más grave que el de Chernobyl, en tanto contiene por lo menos cuatro veces más combustible que la unidad nuclear ucraniana. Aprendimos de Chernobyl y de las miles de fugas radiactivas de las plantas nucleoeléctricas, a descreer de los cultores de una tecnología que definen como de punta, barata, limpia y segura.
Ahora resulta que es barata porque las empresas no invirtieron en la seguridad que requieren las plantas (eso le achacan a la compañía eléctrica que gestiona Fukushima) y no dicen que es cara porque en realidad cuesta más la gestión del residuo radiactivo que la energía misma. Es sucia, por la misma cualidad anterior y porque en todo el proceso de la cadena nuclear se produce más escoria radiactiva que beneficios energéticos, en la molienda y colas de la minería, en la producción del dióxido de uranio, en los cementerios nucleares que quedarán vigilados eternamente, al ser decomisadas las centrales al cabo de su vida útil, en el reprocesamiento del combustible nuclear gastado, verdadero “licor de brujas” en opinión de quienes tienen la responsabilidad de reciclarlo, en las labores de las plantas nucleares en actividad y en la gestión de los residuos radiactivos, arrojados inescrupulosamente a los océanos o esperando repositorios definitivos que contengan los radionucleidos a perpetuidad. Al día de hoy no existe repositorio de residuos radiactivos de alta actividad en el mundo, y aquellos países que lo intentaron fracasaron. Hasta el PRAMU argentino, Proyecto de Remediación de Minas de Uranio, es una cruel falacia, con las minas de uranio abandonadas a sabiendas que contienen más del 70% del decaimiento del uranio 238, partículas cancerígenas expuestas a la complejidad climática, aún sin gestión definitiva.
Fukushima no puede ocultar la constante fuga radiactiva ni el impacto radiológico que sufre el planeta.
Hallan restos de yodo radiactivo en el agua corriente de Tokio y de otras ciudades y altos niveles de radiación en la leche, en verduras y hortalizas producidas en la región afectada, fue un lacerante titular. Todo el territorio se vio impactado radiológicamente en la atmósfera, en suelos, agua potable y mar. Y esto continuará por muchísimo tiempo. Entonces es hora de advertir a la población de la gran mentira oficial que minimiza los niveles de radiación de alimentos como los hallados en la espinaca, “semejante a una quinta parte de la que puede recibir un humano en una placa de rayos X”, información que oculta deliberadamente el carácter acumulativo de la radiactividad.
Por lo pronto se están utilizando aeronaves sin piloto que fotografían y estudian las plantas nucleoeléctricas. Un helicóptero teledirigido francés se halla en camino de Fukushima, única forma segura de investigar las centrales dañadas y las que también recibieron impactos menores. Las piscinas de los reactores 5 y 6 aumentaron considerablemente la temperatura, las bombas de refrigeración no funcionan, hay escapes radiactivos y sus núcleos están en virtual desmadre. Otras informaciones avisan que las bombas refrigerantes actúan pero que la temperatura no baja sustancialmente.
Los reactores 1, 2 y 3 se hallan en nivel máximo de gravedad, la propia empresa TEPCO anunció las dificultades para dotar de energía y de refrigeración a sus núcleos. El reactor 4 es otro de los averiados que también subió de categorización en la escala INES (ha superado 100.000 veces los niveles normales de radiactividad). “Las sustancias radiactivas parecen difundirse hacia el norte”, en opinión de la empresa propietaria de las plantas, Tokio Electric Company (Tepco), admitiendo que niveles importantes de estroncio 90, cesio 137 y yodo 131se registraron a 80 kilómetros de Fukushima.
Si hasta ahora el nivel de radiación equivale a un 10% del emitido por la planta soviética de Chernobyl (razonaba un agente de seguridad japonés), induce a pensar que lentamente Fukushima sobrepasará los niveles de aquella. Habrá que modificar la escala porque el nivel siete en la gradación INES fue superado.
¿Por qué aseguramos esto?
Porque cuatro unidades de Fukushima en estado de fusión, con piscinas rajadas y continuas emisiones de radiación, contienen casi mil toneladas de uranio, equivalente a cuatro veces la del reactor 4 de Chernobyl. Los escapes testeadas en territorio y aguas japonesas provienen de esas barras almacenadas que incluyen el combustible gastado refrigerándose en las piscinas y no tenemos en cuenta (porque lo desconocemos) la cantidad de residuos radiactivos de alta actividad alojados en los tambores contiguos a las plantas. El propio operador de la empresa Tepco, Junichi Matsumoto, reconoció que la cantidad de radiactividad liberada podría superar a la de Chernobyl en caso de persistir las fugas, sin tener en cuenta, hasta el momento, que el yodo 131 emitido en Fukushima es el doble del liberado por la central ucraniana.
El territorio se reduce, la isla empequeñece, la naturaleza ejerce su dominio. Recorrer un mapa de la nación japonesa implica detener la mirada en las ciudades del sur, Hiroshima y más abajo Nagasaki, reflejo inevitable de la memoria. El norte de Tokio fue sacudido con violencia por el terremoto y los primeros anuncios apuntaban a la planta nuclear de Onagawa, envuelta en llamas. La costa norte del Pacífico (Sengai) fue la más golpeada por la triple tragedia que parece inacabable, terremoto, maremoto y radiación. La ciudad imperial, Osaka, aparece como el límite habitable hacia el sur, pero no alcanza para un pueblo que tendrá que repensar el país y bucear fuerzas en su vieja cultura, ahora occidentalizada y signada por una economía, la tercera mayor mundial después de Estados Unidos y China. ¿Es este el camino? Por eso nuestra pregunta ¿Quo vadis Japón?, también válida para el planeta. Por lo pronto habrá que ir imaginando nuevos sitios, otras islas y otro hábitat que suplante los territorios irradiados del norte. No es ilógico pensar que Japón se ve obligado a delinear un nuevo camino partiendo de un kilómetro cero, no sólo evitando desarrollar energías destructivas o de efímera eficacia, sino replanteándose el sentido de la vida. Japón es también un caso testigo para todos, punto de inflexión de un mundo cegado por el consumo, devorador de futuro.
(*) Javier Rodríguez Pardo, Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH) Contacto: (011) 1567485340 Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)-Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC).
machpatagonia@gmail.com (www.machpatagonia.com.ar)
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UAC Unión de Asambleas Ciudadanas
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miércoles, 13 de abril de 2011
El foro pide la denuncia penal ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación; la defensoría opta por un recurso de amparo. Seguimos dilatando la solución.
Graves consecuencias para el embalse de Río Hondo
Presentarán un recurso de amparo por la contaminación ante la Corte
Miércoles 13 de Abril de 2011
Martín Díaz Achával estuvo en LV11 para hablar de contaminación.
El defensor del Pueblo indicó que se pide el cierre de las industrias
El defensor del Pueblo de la Provincia, doctor Martín Díaz Achával, se refirió, en diálogo con LV11, a la situación del embalse de Río Hondo.
En ese sentido, señaló que “el gobernador Gerardo Zamora tiene un compromiso muy grande con este tema y está muy preocupado. Santiago del Estero hizo una apuesta muy grande en Las Termas y preocupa un tema muy importante que es la enorme confusión que se crea porque cuando se habla de contaminación mucha gente cree que está contaminada el agua termal y esto no es así”.
Es por eso que sostuvo que “lo que estamos tratando de hacer es defender la vida del embalse. Lo que principalmente le preocupa al gobernador es que se solucione esta cuestión, es por eso que autorizó a Fiscalía de Estado a que realice junto con la Defensoría del Pueblo un recurso de amparo, que en estos momentos tiene un dictamen para ir a la Corte Suprema de Justicia y esperamos que esta lo acepte”.
Explicó que “lo que pedimos en este amparo es el cese de la contaminación y el cierre hasta que haya un plan de tratamiento. Sabemos que no ordenarán el cierre así nomás, puesto que van a dar varias oportunidades, ya que eso generaría un caos nacional. Pero me gustaría que se animen a ordenar un cierre, decir tienen 40 días para presentar un plan y que si no lo presentan en ese tiempo se cierren las industrias y vamos a ver qué intereses despiertan, porque estamos hablando de cientos de millones de dólares anuales. Por eso pedimos el cese y hasta tanto se cese el cierre o al menos que haya un plan de tratamiento concreto que podamos decir que estamos en abril de 2011 y que para abril de 2012 tiene que haber obras programadas y que si no las hay, se aplicará una multa, se cortarán los niveles de producción, se les quitarán todos los subsidios y los sistemas de extensión impositiva que tienen por producción de biocombustibles”.
En cuanto a la situación de las empresas contaminantes de Tucumán dijo que “desde marzo del año pasado hasta la fecha no se puso un metro de caño, no se cavó una zanja de 50 centímetros, no se puso una sola bolsa de cemento en una sola obra destinada a sacar cachaza o vinaza del embalse. No se hizo una obra tangible que uno pueda medir, pesar, tocar, fotografiar: no se hizo nada”. Es por eso que indicó que esto implica que a la Defensoría “no le quede otra que apostar a las causas civiles o penales”.
Además sostuvo que “la Nación amplió los programas de reconversión industrial de Tucumán, específicamente para la vinaza, a partir de noviembre del año pasado. Hace seis meses se amplió en 100 millones de pesos y nadie se acogió, no hubo empresa que esté acogida a esta reconversión”.
Sobre el nuevo defensor del Pueblo de Tucumán, Hugo Cabral, señaló que “él planteó que va a acompañar las políticas que venían realizando los defensores anteriores y ha pedido ser sede de la próxima reunión del Consejo de Defensores de Cuenca”.
http://www.nuevodiarioweb.com.ar/nota/201791/Actualidad_Pol%C3%ADtica/Provincia_va_Corte_Suprema_por_contaminaci%C3%B3n_Tucum%C3%A1n.html
Presentarán un recurso de amparo por la contaminación ante la Corte
Miércoles 13 de Abril de 2011
Martín Díaz Achával estuvo en LV11 para hablar de contaminación.
El defensor del Pueblo indicó que se pide el cierre de las industrias
El defensor del Pueblo de la Provincia, doctor Martín Díaz Achával, se refirió, en diálogo con LV11, a la situación del embalse de Río Hondo.
En ese sentido, señaló que “el gobernador Gerardo Zamora tiene un compromiso muy grande con este tema y está muy preocupado. Santiago del Estero hizo una apuesta muy grande en Las Termas y preocupa un tema muy importante que es la enorme confusión que se crea porque cuando se habla de contaminación mucha gente cree que está contaminada el agua termal y esto no es así”.
Es por eso que sostuvo que “lo que estamos tratando de hacer es defender la vida del embalse. Lo que principalmente le preocupa al gobernador es que se solucione esta cuestión, es por eso que autorizó a Fiscalía de Estado a que realice junto con la Defensoría del Pueblo un recurso de amparo, que en estos momentos tiene un dictamen para ir a la Corte Suprema de Justicia y esperamos que esta lo acepte”.
Explicó que “lo que pedimos en este amparo es el cese de la contaminación y el cierre hasta que haya un plan de tratamiento. Sabemos que no ordenarán el cierre así nomás, puesto que van a dar varias oportunidades, ya que eso generaría un caos nacional. Pero me gustaría que se animen a ordenar un cierre, decir tienen 40 días para presentar un plan y que si no lo presentan en ese tiempo se cierren las industrias y vamos a ver qué intereses despiertan, porque estamos hablando de cientos de millones de dólares anuales. Por eso pedimos el cese y hasta tanto se cese el cierre o al menos que haya un plan de tratamiento concreto que podamos decir que estamos en abril de 2011 y que para abril de 2012 tiene que haber obras programadas y que si no las hay, se aplicará una multa, se cortarán los niveles de producción, se les quitarán todos los subsidios y los sistemas de extensión impositiva que tienen por producción de biocombustibles”.
En cuanto a la situación de las empresas contaminantes de Tucumán dijo que “desde marzo del año pasado hasta la fecha no se puso un metro de caño, no se cavó una zanja de 50 centímetros, no se puso una sola bolsa de cemento en una sola obra destinada a sacar cachaza o vinaza del embalse. No se hizo una obra tangible que uno pueda medir, pesar, tocar, fotografiar: no se hizo nada”. Es por eso que indicó que esto implica que a la Defensoría “no le quede otra que apostar a las causas civiles o penales”.
Además sostuvo que “la Nación amplió los programas de reconversión industrial de Tucumán, específicamente para la vinaza, a partir de noviembre del año pasado. Hace seis meses se amplió en 100 millones de pesos y nadie se acogió, no hubo empresa que esté acogida a esta reconversión”.
Sobre el nuevo defensor del Pueblo de Tucumán, Hugo Cabral, señaló que “él planteó que va a acompañar las políticas que venían realizando los defensores anteriores y ha pedido ser sede de la próxima reunión del Consejo de Defensores de Cuenca”.
http://www.nuevodiarioweb.com.ar/nota/201791/Actualidad_Pol%C3%ADtica/Provincia_va_Corte_Suprema_por_contaminaci%C3%B3n_Tucum%C3%A1n.html
viernes, 8 de abril de 2011
Desde Ecoportal nos recuerdan algo imprescindible
Lograr equiparar el consumo, con la capacidad de la naturaleza de producir bienes es, o al menos debería ser, un objetivo a corto plazo a plantearnos como especie. Claro está, si es que queremos continuar habitando este planeta.
Según las Naciones Unidas, los 20 países más ricos del mundo, han consumido a lo largo del pasado siglo, más materias primas y recursos energéticos no renovables que toda la humanidad, a lo largo de toda su historia.
Este siglo negro en cuanto a sustentabilidad, está dejando huellas en el planeta que difícilmente puedan borrarse y cuyas consecuencias pagaremos durante muchas generaciones. Estamos dejando a nuestros descendientes en una situación ambiental preocupante, o mejor dicho, verdaderamente alarmante.
Existen dos tipos de consumo bien diferenciados. El de las empresas, para nutrirse de las materias primas necesarias para fabricar sus productos. Y el de los consumidores finales, que consumimos tanto los productos fabricados por esas empresas, como bienes primarios tales como los alimentos.
Como consumidores, aunque lamentablemente no siempre, tenemos en muchos casos la posibilidad de accionar sobre ambos tipos de consumo.
Podríamos asombrarnos del gran aporte que podemos estar haciendo con solo unos pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo. Con sólo informarnos un poco y prestar un poco mas de atención a la hora de comprar.
Quienes estamos concientizados de los impactos del consumo, tenemos el deber moral de consumir menos y de comprar mejor. Además de, en lo posible, intentar concientizar a nuestro entorno.
El primer paso y mas sencillo es no consumir lo que no necesitamos. Plantearnos seriamente al momento de comprar algo, si realmente lo necesitamos o si estamos por hacer una compra compulsiva.
El segundo es algo mas complejo, pero para nada imposible. Se trata de investigar un poco algunas cosas sobre lo que vamos a comprar y evaluar si tenemos alguna alternativa social y ambientalmente menos nociva.
Conocer la materia prima con la que está hecho el producto, si su proceso de fabricación afecta mucho al medioambiente, también es importante el origen del producto, ya que consumir productos locales reducirá el impacto ambiental del transporte.
También sería bueno pensar en los residuos que generarás una vez utilizado. Si sus componentes pueden reciclarse, si utiliza baterías y como utilizarlo correctamente para alargar su vida útil.
Piensa que si como consumidores elegimos mayoritariamente productos mas amigables con el medioambiente, estaremos generando una importante presión para que las empresas tengan cada vez mas en cuenta esto a la hora de fabricarlos.
Consumir responsablemente es una tarea relativamente sencilla, que nos beneficiará a todos los habitantes del planeta.
Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
rdnatali@ecoportal.net
http://www.ecoportal.net/
jueves, 7 de abril de 2011
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