Tratamiento de envases de agrotoxicos en Santa Fe
Por Eduardo Rossi
Año a a año se venden en nuestro país casi 400 millones de litros en
aproximadamente 20 millones de bidones que se tiran sin una disposición acorde.
A Santa Fe le corresponden aproximadamente 80 millones de litros de veneno con
una dispersión de 4 millones de bidones aproximadamente en la provincia. Como
se sabe, no existen leyes ni resoluciones que lo normaticen. Solo se menciona
en la ley nacional de residuos peligrosos para ser tratados como tales, pero la
complejidad de operatividad de ese tratamiento esta inconclusa. Por la que
nuestros políticos y funcionarios afines promovieron la norma IRAM planteando de base para
que los envases vacíos de agroquímicos no sean incluidos en el marco de la ley
nacional 24051 de Residuos Peligrosos, sino que tengan un tratamiento
diferenciado y condicionado, usando la norma Iram 12.069 de triple lavado y
lavado a presión. Es sabido, como en tantas provincias, se presentaron varios
proyectos de leyes provincial pero ninguno pudo ser aprobado en ambas cámaras
legislativas, el ultimo en Santa Fe tuvo media sanción en diputados pero los
senados en 2010 lo dejaron caer. En la actualidad en nuestro país se guían
solamente del informe de envases de la Secretaría de Ambiente de la Nación, que
sirvió entre tanto para aprobar la planta de tratamiento de pesticidas en la
localidad Santafesina de Rafaela (se adjunta sendos informes). Se desconoce
como se aprobó el impacto ambiental, pero por lo que pude hablar con el Ing.
Seguro de la Secretaria Ambiental, se tuvo en cuenta la investigación de la
Dr. Cristina Zalazar del INTEC-UNL y su equipo, que según ellos
demostró eliminar los residuos principalmente de glifosato (como se verá,
solo reducen un 50 % del princio activo o sea glifosato pero de los adyubantes
como POEA y nonilfenol no dicen nada y como trampa, obvian su análisis. También
dicha investigación se encarga de tratar el agua de los lavados de los bidones
pero no los bidones que, como sabemos: el triple lavado no saca el pesticida
impregnado en el mismo. Tampoco menciona nada de la contaminación de dioxina y
destilados que puedan salir de la chimenea al pasaje de los chips a producto
final, contaminando el aire y las fuentes de agua. También dicho funcionario
me dijo que la planta de Rafaela y demás iniciativas como la
planeada en Reconquista van estar reguladas con una resolución interministerial
que en los próximos meses iban a aprobar para normatizar el
tratamiento de envases de pesticidas en la provincia. Por lo
que recomendé que trate de reever como va a tratar dichos
eventos contaminantes negativos. Esto viene trabado porque las empresas de agronegocios no quiere
poner un mango porque siguen presionando para que el pueblo pague toda esa
inversión con los impuestos, ni tampoco quieren hacerse cargo
porque esto ya se lo hubiese arreglado un nene de 5 años mirando al padre
llevando un envase de porron a su comerciante mas cercano. En fin, a estar
atento y pedir que no nos envenenen. Abrazos a todos. Eduardo.
CONICET
Consejo Nacional de Investigaciones
INVESTIGADORES
ZALAZAR CRISTINA SUSANA
congresos
y reuniones científicas
Título:
Aplicación
del proceso UV/H2O2 al tratamiento del agua de lavado de envases comerciales de
glifosato
Autor/es:
S.
NEDER; A.C. NEGRO; A. CASSANO; C.S. ZALAZAR
Lugar:
Santa Fe
Reunión:
Congreso;
III Congreso Argentino de la Sociedad de Toxicología y Química Ambiental; 2010
Institución
organizadora:
FHUC-INALI
(UNL-CONICET)
Resumen:
El herbicida más utilizado en Argentina incorpora en su fórmula
al glifosato como principio activo. El incremento en el cultivo de soja
transgénica ha originado que el consumo de este herbicida pasara de 1 millón de
litros en 1991 a 180 millones de litros en el 2007. Estas cifras están
directamente ligadas a la generación de una importante cantidad de residuos
dentro de los cuales se destaca la acumulación de envases vacios. Un envase,
luego de agotar su contenido puede retener en su interior volúmenes de hasta un
5 % del producto. Estos remanentes de productos químicos que no son debidamente
tratados o dispuestos, pueden transformarse en elementos potencialmente
peligrosos tanto para el ser humano como para el medioambiente. Una solución
alternativa es realizar el triple lavado de los envases y reutilizar el agua de
lavado en nuevas fumigaciones lo cual en la práctica es una operación que los
productores realizan rara vez. De esta realidad surge la necesidad de estudiar
tecnologías para la remoción in situ de este tipo de residuos. Una posibilidad
es la aplicación de los llamados Procesos Avanzados de Oxidación (PAO), los
cuales se basan en producir cambios profundos en la estructura química de los
contaminantes ya que implican la generación de especies transitorias
fuertemente oxidantes como el radical hidroxilo. El objetivo de este trabajo
fue estudiar las principales variables de operación al aplicar el PAO que
combina radiación ultravioleta y peróxido de hidrógeno (UVC/H2O2) al
tratamiento del agua de lavado de envases comerciales de glifosato. Las
experiencias de degradación del herbicida se realizaron en un fotorreactor
discontinuo a escala laboratorio, el cual forma parte de un reciclo que incluye
un intercambiador de calor, un tanque de vidrio (muestreo, registro de
temperatura y pH) y una bomba centrífuga. Las fuentes de radiación utilizadas
fueron dos lámparas germicidas tubulares. Se trabajó bajo distintas condiciones
experimentales. En cada ensayo experimental se siguió la concentración de
glifosato (como ácido), la concentración de H2O2, el Carbono Orgánico Total y
se aplicó el test de toxicidad basado en la luminiscencia de la bacteria Vibrio
fisheri con la finalidad de establecer la inocuidad del efluente tratado. Los
resultados indican que las mejores condiciones de degradación se obtuvieron a
concentraciones de H2O2 en el rango de 90 a 230 mg/L. Para una concentración
inicial de glifosato y de H2O2 de 50 mg/L y 140 mg/L respectivamente, se obtuvo
un 80 % de conversión de glifosato en 43 minutos de tiempo efectivo de
reacción. Por otra parte, el ensayo de toxicidad mostró que se logra reducir la
toxicidad por debajo del 50 % de inhibición. Los resultados hallados indican
que el proceso UV/H2O2 es eficaz para tratar el agua de lavado de los envases
comerciales de glifosato.
-------------------------------------------------------------------
Degradación del glifosato en el agua que emplea el proceso
H2O2/UVC.
Información sobre el autor
· 1 INTEC
(Universidad Nacional del Litoral y el CONICET), Güemes 3450, 3000 Santa Fe,
Argentina.
Abstracto
El
glifosato es el herbicida organofosforado más ampliamente utilizado en el
mundo. Cualquier
forma de derrame o descarga, incluso involuntaria, se pueden transferir al agua
debido a su alta solubilidad. La
combinación de peróxido de hidrógeno y la radiación UV podría ser una opción
adecuada para disminuir la concentración de glifosato a límites aceptables. En
este trabajo, se estudiaron los efectos del pH inicial, concentración inicial
de peróxido de hidrógeno, y la radiación incidente en la degradación del
glifosato. El
dispositivo experimental fue un cilindro irradiado con dos tubular, lámparas
germicidas. La
conversión de glifosato aumenta significativamente de pH = 3-7. A
partir de este valor en adelante, el aumento llega a ser mucho menos notable. La
velocidad de reacción depende de la concentración inicial de herbicidas y tiene
una meseta óptima de un peróxido de hidrógeno al glifosato relación de
concentración molar entre 7 y 19. Se observó que la prevista de la dependencia
no lineal de la velocidad de la irradiación. La
identificación de los intermediarios de reacción críticos, y la cuantificación
de los principales productos finales fueron posibles y se llevó a proponer un
camino de degradación plausible. La
cuantificación obtenido de la medida de la mineralización es un indicador
positivo para la posible aplicación de una tecnología bastante simple para una
solución situ en para algunos de los problemas derivados del uso intensivo de
glifosato.
PMID:
20627354
[PubMed - Medline]
Para beneficio del medio ambiente
|
La Dra. Cristina Zalazar*,
investigadora del CONICET en el INTEC de Santa Fe, coordina el diseño y monitoreo del sistema de
descontaminación de una planta de tratamiento de envases. Esta acción se
enmarca en el “Proyecto Piloto de Gestión de Envases de Agroquímicos y sus
contenidos residuales” del programa municipal “Rafaela + sustentable”.
“Estudiamos una tecnología de tratamiento de los efluentes resultantes del lavado de bidones que contuvieron glifosato, que representan más del 85% de los envases de agroquímicos que se descartan”, explica. La Planta, que se levantaría en 2012, reciclará ese plástico para construir materiales tales como postes de alambrado y durmientes de ferrocarril. Al moler el material se usa agua, la que se contamina con residuos de glifosato y también debe tratarse. ¿Cuándo comenzaron a investigar en este tema? En 2007, en el marco de una tesis de Licenciatura en Biotecnología. Entonces, los ensayos se hacían con agua contaminada con el principio activo del glifosato. Más tarde, durante una tesis de Licenciatura en Química, el grupo estudió la degradación de agua contaminada con formulaciones comerciales compuestas por sales de glifosato más los aditivos que mejoran la funcionalidad del agroquímico. Luego, cuando ingresamos en el proyecto de la Planta, comenzamos a trabajar en una escala mayor que nos permite aumentar el volumen a tratar y verificar los datos en laboratorio. En la Planta Piloto del INTEC ya experimentamos en un reactor que se construyó para este proyecto y en el que se procesan 150 litros, y se simula la operación final en Planta. Seguimos poniendo a punto un diseño que permita, a escala industrial, procesar el agua de lavado de unas 500 t. de plástico. La idea es que esta experiencia rafaelina sirva para otros lugares. ¿Cómo se trata el agua contaminada? Se combinan radiación ultravioleta germicida y agua oxigenada; ésta absorbe esa radiación y la transforma en una especie muy oxidante que degrada todos los contaminantes orgánicos y los descompone en productos inocuos. El grupo pertenece al Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC). ¿Quiénes lo integran? Los Dres. Alberto Cassano y Rodolfo Brandi, el Ing. Eduardo Vidal, el Tco. Antonio Negro y la Lic. Melisa Mariani, becaria doctoral del CONICET. Además, colaboran las pasantes de Ingeniería Ambiental Virginia Margenet y Nadia Mehring. El “plus” que aportamos al proyecto es que seguimos investigando en esta temática y la aplicamos. Por ejemplo, dado que el glifosato ya no afecta algunas malezas se lo combina con otros herbicidas, y el estudio de las degradaciones de las mezclas más usadas es el tema de la tesis doctoral de la Lic. Mariani, a quien dirijo. También estudiamos el clorpirifós, uno de los insecticidas de mayor uso. La gran ventaja de las tecnologías que aplicamos es que no son selectivas; pueden usarse para degradar cualquier contaminante. Hoy, nuestra actividad se concentra en Rafaela porque es pionera y modelo en la conservación ambiental -en una zona sojera que genera gran cantidad de bidones de herbicidas-, donde se reciclarán los envases de los Departamentos vecinos de Castellanos. Ya nos consultaron empresas que reciclan el plástico -por su valor comercial- y deben tratar efluentes para preservar el ambiente. (*) Profesora adjunta de la FICH/UNL. Entrevistó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/CONICET Santa Fe). © INTEC - CONICET SANTA FE http://www2.ceride.gov.ar/wwwisis/publica/envases_agroquimicos.htm |
NOTA
AGRARIAS | NOTICIAS
UTILIZAN RADIACIÓN UV Y AGUA
OXIGENADA
Una solución para descontaminar los envases
de agroquímicos
Una vez esparcido su contenido, muchos bidones son apilados en
los campos, quemados al aire libre o reutilizados. Para remediar este problema,
investigadores de la UNL y el CONICET aplicaron un método para purificar el
agua de lavado de los recipientes. Este proceso se implementará en una planta
de reciclado que se construirá en la localidad santafesina de Rafaela. Ya fue
probado con glifosato.
Nadia Luna (Agencia CTyS) - Siempre el mismo final. A veces, los
bidones vacíos de agroquímicos son “olvidados” en las orillas del campo
fumigado. Otras, son reutilizados para cargar agua o combustibles, o son
quemados al aire libre. Incluso, aunque se realice el triple lavado recomendado,
si no se toman precauciones, el agua residual termina afectando los cauces de
agua o el suelo. De una u otra manera, estos “residuos peligrosos” (según la
ley 24.051) suelen tener siempre el mismo final: contaminan.
Sólo en la región central santafesina, se descartan anualmente alrededor de 500 toneladas de plástico de envases de agroquímicos. En busca de una solución definitiva, investigadores del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC), perteneciente a la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET, diseñaron un proceso de descontaminación del agua de lavado de los bidones, utilizando agua oxigenada y radiación ultravioleta.
Luego de varios años de ensayos en el laboratorio, los científicos están realizando pruebas con un reactor a escala piloto, que les permite procesar unos cien litros de agua y optimizar los detalles que faltan para pasar a una escala industrial. De hecho, ya está acordado implementar este procedimiento en la planta de tratamiento y reciclaje de envases de agroquímicos que se construirá en la localidad santafesina de Rafaela.
“El proceso se enmarca dentro de los denominados procesos avanzados de oxidación. Básicamente, el agua oxigenada absorbe la radiación y se transforma en una especie muy oxidante, capaz de degradar los compuestos químicos contaminantes a compuestos inocuos”, precisa a la Agencia CTySla Doctora en Tecnología Química Cristina Zalazar, directora de la investigación.
Expandiendo el beneficio
Todo comenzó en 2007, en el marco de una tesis de grado de licenciatura en biotecnología. Entonces, los ensayos se hacían con agua contaminada con el principio activo del glifosato. Más tarde, durante una tesis de licenciatura en química, el equipo de investigación comenzó a estudiar también la degradación de agua contaminada con formulaciones comerciales, compuestas por sales de glifosato más los adyuvantes.
Según Zalazar, comenzaron a estudiar ese herbicida “porque representa el 85 % de los envases que se descartan en la región”. Pero, como se trata de un proceso no selectivo, en realidad, es capaz de degradar diferentes agroquímicos.
“En este momento, en el marco de una tesis doctoral, estamos trabajando con mezcla de glifosato y 2, 4-D. Esta combinación se usa mucho en Argentina, en busca de un efecto que supere la resistencia de las malezas. Y también estamos haciendo estudios con clorpirifós, uno de los insecticidas que más se usa en el país”, cuenta la investigadora.
Así, el equipo de investigación sigue trabajando para la puesta a punto de un diseño que permita, a escala industrial, procesar el agua de lavado de unas 500 toneladas de plástico. La idea es que la experiencia que tendrá lugar en la planta de Rafaela, que se comenzará a construir este año, sirva para optimizarse y replicarse en otros lugares del país.
“Si bien hay emprendimientos que se encargan del reciclado del plástico de los bidones, ninguno contempla el tratamiento adecuado de los efluentes que se generan del procesado del plástico”, aclara la científica.
Luego, al referirse a los posibles usos del plástico reciclado, Zalazar señala que puede fabricarse con él “cualquier elemento que no esté en contacto con alimentos. Por ejemplo, los postes de alambrados para los campos, baldes o durmientes para el ferrocarril. Y esto último tiene un doble beneficio, porque se reemplazarían los durmientes actuales que utilizan la madera del quebracho”, concluye.
Sólo en la región central santafesina, se descartan anualmente alrededor de 500 toneladas de plástico de envases de agroquímicos. En busca de una solución definitiva, investigadores del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC), perteneciente a la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET, diseñaron un proceso de descontaminación del agua de lavado de los bidones, utilizando agua oxigenada y radiación ultravioleta.
Luego de varios años de ensayos en el laboratorio, los científicos están realizando pruebas con un reactor a escala piloto, que les permite procesar unos cien litros de agua y optimizar los detalles que faltan para pasar a una escala industrial. De hecho, ya está acordado implementar este procedimiento en la planta de tratamiento y reciclaje de envases de agroquímicos que se construirá en la localidad santafesina de Rafaela.
“El proceso se enmarca dentro de los denominados procesos avanzados de oxidación. Básicamente, el agua oxigenada absorbe la radiación y se transforma en una especie muy oxidante, capaz de degradar los compuestos químicos contaminantes a compuestos inocuos”, precisa a la Agencia CTySla Doctora en Tecnología Química Cristina Zalazar, directora de la investigación.
Expandiendo el beneficio
Todo comenzó en 2007, en el marco de una tesis de grado de licenciatura en biotecnología. Entonces, los ensayos se hacían con agua contaminada con el principio activo del glifosato. Más tarde, durante una tesis de licenciatura en química, el equipo de investigación comenzó a estudiar también la degradación de agua contaminada con formulaciones comerciales, compuestas por sales de glifosato más los adyuvantes.
Según Zalazar, comenzaron a estudiar ese herbicida “porque representa el 85 % de los envases que se descartan en la región”. Pero, como se trata de un proceso no selectivo, en realidad, es capaz de degradar diferentes agroquímicos.
“En este momento, en el marco de una tesis doctoral, estamos trabajando con mezcla de glifosato y 2, 4-D. Esta combinación se usa mucho en Argentina, en busca de un efecto que supere la resistencia de las malezas. Y también estamos haciendo estudios con clorpirifós, uno de los insecticidas que más se usa en el país”, cuenta la investigadora.
Así, el equipo de investigación sigue trabajando para la puesta a punto de un diseño que permita, a escala industrial, procesar el agua de lavado de unas 500 toneladas de plástico. La idea es que la experiencia que tendrá lugar en la planta de Rafaela, que se comenzará a construir este año, sirva para optimizarse y replicarse en otros lugares del país.
“Si bien hay emprendimientos que se encargan del reciclado del plástico de los bidones, ninguno contempla el tratamiento adecuado de los efluentes que se generan del procesado del plástico”, aclara la científica.
Luego, al referirse a los posibles usos del plástico reciclado, Zalazar señala que puede fabricarse con él “cualquier elemento que no esté en contacto con alimentos. Por ejemplo, los postes de alambrados para los campos, baldes o durmientes para el ferrocarril. Y esto último tiene un doble beneficio, porque se reemplazarían los durmientes actuales que utilizan la madera del quebracho”, concluye.
Fecha de
Publicación: 2012-07-03
Fuente:
Agencia CTyS
Mas
notas
DIARIO EL PUNTAL
Tranquera Abierta
Río
Cuarto, Córdoba, Argentina.
Domingo, 29 de Junio, 2014
Domingo, 29 de Junio, 2014
Nueva técnica para
eliminar el glifosato del agua
Investigadores
de la Universidad Nacional del Litoral lograron una tecnología que, por medio
de radiación UV y agua oxigenada, elimina los residuos en el agua que resulta del
lavado de los bidones que contienen el nocivo herbicida. La técnica provoca el
traspaso a formas más simples e inocuas del contaminante, como agua y dióxido
de carbono, es decir, compuestos que están presentes en la naturaleza.
El herbicida más usado en Argentina es también el más polémico. Y, mientras diferentes estudios sobre los efectos tóxicos del glifosato se discuten en la comunidad científica, investigadores de la UNL abordaron otro problema asociado al pesticida: ¿qué hacer con los bidones a la hora de desecharlos?
Lo que recomienda la Cámara de Sanidad Vegetal y Fertilizantes (Casafe) es lavar tres veces los recipientes y utilizar el agua de enjuague en el pulverizador. Sin embargo, este protocolo no es una práctica frecuente. De hecho, es común ver en los campos montañas de envases sin ningún tratamiento.
Para evitar la contaminación y los efectos tóxicos que pueden acarrear los restos de pesticidas liberados en el ambiente, los expertos ensayaron alternativas para tratar el agua de lavado. Utilizando agua oxigenada, como la que se usa para desinfectar heridas, y radiación ultravioleta, se puede lograr destruir las sustancias contaminantes. “La ventaja es que, si las cosas están bien hechas y en buenas condiciones experimentales, es posible producir la mineralización completa del contaminante. Es decir, que pasa a formas más simples e inocuas. El resultado de la transformación es agua, dióxido de carbono, algún ácido mineral, es decir, compuestos que existen en la naturaleza”, explicó a InfoUniversidades la doctora Cristina Zalazar, investigadora del Instituto para el Desarrollo de la Industria Química (Intec), de la UNL y el Conicet, y profesora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL.
Ensayos
Lo que se conoce como agua oxigenada o peróxido de hidrógeno, según explicó Zalazar, al irradiarse con radiación ultravioleta genera un compuesto que es muy oxidante y tiene la capacidad de atacar y destruir las sustancias contaminantes.
La primera etapa del trabajo comenzó en 2007, con la degradación del glifosato puro (principio activProxy-Connection: keep-alive Cache-Control: max-age=0 . Así, estudiaron cuáles son las mejores condiciones de concentración de agua oxigenada, radiación y concentración del contaminante para la degradación del herbicida. Además, se analizaron las nuevas sustancias que se forman mientras sucede la reacción química, puesto que, al mismo tiempo que algunas desaparecen, aparecen otras nuevas. “Hay que ser cuidadosos con los intermediarios ya que algunas de las cosas que aparecen pueden ser tan tóxicas o más que el original”, aclaró.
En una nueva etapa, el grupo de estudio amplió la experiencia y, en vez de trabajar exclusivamente con el principio activo del herbicida, el glifosato puro, empezaron a procesar bidones que contenían la fórmula completa comercial que se utiliza para las fumigaciones, en las que se incorporan otros químicos como surfactantes y coadyuvantes de los que también existe controversia sobre su toxicidad. Los investigadores tomaron bidones vacíos que contenían glifosato, realizaron los tres lavados y colocaron el agua resultante en un reactor para llevar a cabo la reacción de degradación. “Lo que observamos es que tenemos un buen porcentaje de degradación, o sea que podemos eliminar no sólo el principio activo, sino también los otros constituyentes”, adelantó Zalazar.
Los resultados de esta línea de trabajo fueron obtenidos por un equipo de trabajo perteneciente al grupo de Ingeniería de los Fotorreactores del Intec y presentados en la 5th International Conference Oxidation Technologies for Water and Wastewater Treatment en Berlín, Alemania, y en el 2do. Workshop Latinoamericano sobre Residuos de Pesticidas, Alimentos y Medio Ambiente, organizado por la UNL.
Lo que viene
Para continuar el trabajo, el grupo se plantea construir un prototipo de reactor más grande, pensado para hacer un tratamiento en semicontinuo del agua de lavado de los envases en las épocas críticas del cultivo.
Otro de los puntos a tener en cuenta a la hora de establecer las condiciones óptimas para el funcionamiento de la tecnología de oxidación, es saber cuándo la sustancia deja de ser tóxica. Este dato permite que el proceso sea más eficiente, ya que, si el peligro queda neutralizado antes de que se termine por completo la reacción, se acorta el proceso en el reactor. Como explicó Zalazar, destruir hasta los últimos vestigios puede requerir mucho tiempo, lo que encarece el tratamiento. “Ahora vamos a hacer ensayos específicos de toxicidad para saber en qué punto del proceso el efluente tratado pierde su toxicidad, y entonces se puede arrojar en algún curso de agua sabiendo que está controlado y que no representa un riesgo para el medio ambiente”, señaló.
El herbicida más usado en Argentina es también el más polémico. Y, mientras diferentes estudios sobre los efectos tóxicos del glifosato se discuten en la comunidad científica, investigadores de la UNL abordaron otro problema asociado al pesticida: ¿qué hacer con los bidones a la hora de desecharlos?
Lo que recomienda la Cámara de Sanidad Vegetal y Fertilizantes (Casafe) es lavar tres veces los recipientes y utilizar el agua de enjuague en el pulverizador. Sin embargo, este protocolo no es una práctica frecuente. De hecho, es común ver en los campos montañas de envases sin ningún tratamiento.
Para evitar la contaminación y los efectos tóxicos que pueden acarrear los restos de pesticidas liberados en el ambiente, los expertos ensayaron alternativas para tratar el agua de lavado. Utilizando agua oxigenada, como la que se usa para desinfectar heridas, y radiación ultravioleta, se puede lograr destruir las sustancias contaminantes. “La ventaja es que, si las cosas están bien hechas y en buenas condiciones experimentales, es posible producir la mineralización completa del contaminante. Es decir, que pasa a formas más simples e inocuas. El resultado de la transformación es agua, dióxido de carbono, algún ácido mineral, es decir, compuestos que existen en la naturaleza”, explicó a InfoUniversidades la doctora Cristina Zalazar, investigadora del Instituto para el Desarrollo de la Industria Química (Intec), de la UNL y el Conicet, y profesora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL.
Ensayos
Lo que se conoce como agua oxigenada o peróxido de hidrógeno, según explicó Zalazar, al irradiarse con radiación ultravioleta genera un compuesto que es muy oxidante y tiene la capacidad de atacar y destruir las sustancias contaminantes.
La primera etapa del trabajo comenzó en 2007, con la degradación del glifosato puro (principio activProxy-Connection: keep-alive Cache-Control: max-age=0 . Así, estudiaron cuáles son las mejores condiciones de concentración de agua oxigenada, radiación y concentración del contaminante para la degradación del herbicida. Además, se analizaron las nuevas sustancias que se forman mientras sucede la reacción química, puesto que, al mismo tiempo que algunas desaparecen, aparecen otras nuevas. “Hay que ser cuidadosos con los intermediarios ya que algunas de las cosas que aparecen pueden ser tan tóxicas o más que el original”, aclaró.
En una nueva etapa, el grupo de estudio amplió la experiencia y, en vez de trabajar exclusivamente con el principio activo del herbicida, el glifosato puro, empezaron a procesar bidones que contenían la fórmula completa comercial que se utiliza para las fumigaciones, en las que se incorporan otros químicos como surfactantes y coadyuvantes de los que también existe controversia sobre su toxicidad. Los investigadores tomaron bidones vacíos que contenían glifosato, realizaron los tres lavados y colocaron el agua resultante en un reactor para llevar a cabo la reacción de degradación. “Lo que observamos es que tenemos un buen porcentaje de degradación, o sea que podemos eliminar no sólo el principio activo, sino también los otros constituyentes”, adelantó Zalazar.
Los resultados de esta línea de trabajo fueron obtenidos por un equipo de trabajo perteneciente al grupo de Ingeniería de los Fotorreactores del Intec y presentados en la 5th International Conference Oxidation Technologies for Water and Wastewater Treatment en Berlín, Alemania, y en el 2do. Workshop Latinoamericano sobre Residuos de Pesticidas, Alimentos y Medio Ambiente, organizado por la UNL.
Lo que viene
Para continuar el trabajo, el grupo se plantea construir un prototipo de reactor más grande, pensado para hacer un tratamiento en semicontinuo del agua de lavado de los envases en las épocas críticas del cultivo.
Otro de los puntos a tener en cuenta a la hora de establecer las condiciones óptimas para el funcionamiento de la tecnología de oxidación, es saber cuándo la sustancia deja de ser tóxica. Este dato permite que el proceso sea más eficiente, ya que, si el peligro queda neutralizado antes de que se termine por completo la reacción, se acorta el proceso en el reactor. Como explicó Zalazar, destruir hasta los últimos vestigios puede requerir mucho tiempo, lo que encarece el tratamiento. “Ahora vamos a hacer ensayos específicos de toxicidad para saber en qué punto del proceso el efluente tratado pierde su toxicidad, y entonces se puede arrojar en algún curso de agua sabiendo que está controlado y que no representa un riesgo para el medio ambiente”, señaló.
LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES IMPULSA
ADECUADA GESTION DE ENVASES DE AGROQUIMICOS
Se pretende brindar una solución a la problemática ambiental originada en el gran volumen de residuos de envases de agroquímicos estimado en 5 millones de bidones al año.
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