viernes, 11 de julio de 2014

Memorias de un aerofumigador


Por Victor Krieger Fabbroni 

EL AEROFUMIGADOR REYNOLD ROGERS IRAGÜEN  DENUNCIA:  

·        "Tuve las pruebas a la vista de la toxicidad de los agroquímicos. Soy un sobreviviente"

·        “Sobre 28 integrantes de mi promoción, 19 murieron antes de los 50 años por la toxicidad de los productos que utilizamos en las fumigaciones”.(Por si no se entendió, el veneno mató más de la mitad).

·        "Me instruyeron muy bien respecto del peligro y toxicidad de todos los agroquímicos que usaba. Me enseñaron cómo cuidarme y cómo protegerme”

·        Estoy contaminado por el resto de mi vida. Los agroquímicos afectan en forma indirecta y lenta. No se van. Esta fue una conclusión de los médicos".

·        "El fumigador Mario Ferraro, quedó ciego arriba del avión porque el veneno le atacó el sistema nervioso central”

·        “Otro, estaba en su casa tomando la leche, quedó duro y asfixiado frente a su cuñado. En un hospital lo salvaron”

·        "Otro, tuvo un cáncer terminal. En tres meses murió”.

 

AMIGOS:

Creo que es hora que el Gobierno tome cartas en este asunto y comience, aunque tardíamente, a educar a la población Argentina respecto a cómo es eso de "intoxicación por acumulación" y/o "patologías crónicas".

Creo que es hora de nos preguntarnos: si el gobierno no lo hace -¿Qué haremos nosotros?

Todos tenemos el preconcepto que veneno es sinónimo de respiración estertórea, ahogo, convulsiones, baba espumosa, vómitos, corta agonía y muerte.

NO: Los agrotóxicos intoxican, enferman, invalidan y matan de otra manera, con patologías diluidas en el tiempo y cambios de las circunstancias. Muchos aerofumigadores murieron de cáncer al cabo de algunos años, cuando trasladaban correspondencia; Fumigadores terrestres, cuando eran camioneros; inoculadores de semillas cuando ya eran maestros de escuela.

¡LO PEOR!

El mismo “patrón-dueño” o “Ing. Agrónomo” que instruía al piloto que hoy hace estas terribles declaraciones (como cuidarse), inmediatamente después lo negaba ante la opinión pública y seguía envenenando poblaciones enteras con pleno conocimiento de su irresponsabilidad. ¡Lo siguen haciendo!!!

El que dio la orden y el que usó su título y firma tienen nombre, apellido y son ubicables. Creo que tenemos que buscarlos donde estén, que tienen que comparecer ante la sociedad y la justicia; dar las explicaciones que correspondan y hacerse cargo.

Tenemos que detener esta verdadera tragedia que encierra una cadena de complicidades, mentiras, ocultamientos, violación de Leyes ambientales, corrupción de Organismos Públicos, Jueces, Parlamentarios, etc.

Miren todo lo que hay detrás de una icónica Toyota…

Miren por qué y por quién enferma y muere envenenado un pobre infeliz en el pueblo de Bandera, Santiago del Estero…, o el suyo.

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