Dakota del
Norte, las vacas pierden sus colas
La explotación de gas y petróleo de esquisto en los Estados Unidos
causa un daño ambiental significativo. En Dakota del Norte, las
autoridades miran hacia otro lado.
por Maxime
Robin , agosto 2013
ESTUDIO
Granja Sra. Jacki Schilke es el único hogar que treinta y cinco
kilómetros de distancia. Este agricultor alrededor de Williston siempre ha
negado que las empresas que perforan su tierra, pero varias instalaciones
petroleras lindan con sus pastos. Desde 2011, algunos de sus vacas sufren
de una extraña enfermedad: pierden peso, ya veces pierden su cola. Por
ello pide a las autoridades de Dakota del Norte para evaluar su propiedad. Se
distribuye a la escena, los inspectores no encontraron nada anormal.
Mrs. Schilke luego contacte a un experto independiente de Detroit,
quien en una muestra de aire tomada sobre la finca, revela varias sustancias:
benceno, metano, cloroformo, butano, propano, tolueno y xileno - todos
comúnmente asociado con el extracción de petróleo por fracturación hidráulica o fracking. pozos también están en sus cantidades
significativas detectadas de sulfatos, estroncio y cromo.Conexiones nerviosas
se descubren en su cerebro y en su sangre, huellas de varios metales pesados. En
total, perdió cinco vacas, dos perros, varios pollos y una parte de su salud.
Varios testimonios similares a su punto culminante la dificultad
de Dakota del Norte para proteger su tierra, entonces un auge petrolero no
termina ébaudir de los medios de comunicación. Desde 2011, de hecho, las
mismas imágenes se convierten en bucle: torres de perforación que salpican la
vasta pradera, enormes colas de camiones, campamentos de trabajadores alojados
en un apuro en caravanas etc. El costo ambiental de esta carrera, sin
embargo, sigue siendo un misterio. El gobierno local no sabe la cantidad
de aceite y se extendió sobre la superficie de la pradera químicos
accidentalmente o por negligencia, accidente de trabajo y los informes de que
las empresas cumplan con ellos mismos a menudo son falsificados. A todo
esto una razón: este pequeño estado agrario, la capital política, Bismarck, no
exceda de sesenta mil habitantes, es un refugio político y judicial para las
empresas (...)
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DECLARACIÓN
CONTRA LA MEGAMENTIRA
Marcha
N° 43 en Bariloche contra el saqueo y la contaminación.
Las
mentiras alrededor de la megaminería son muchas, y eso llevó a la Asamblea de
Vecinxs de Bariloche a exponer algunas ante la opinión pública y en la calle.
Por esa razón, la marcha 43 fue “la marcha contra la mentira”. A pesar del frío
una vecina dijo: “nada nos va a parar, les vamos a gastar las calles a marchas
hasta que nos devuelvan la ley anticianuro”. La marcha se detuvo en cada
esquina para repartir volantes con la declaración de la Asamblea de Vecinxs de Bariloche
contra la mentira de la megaminería. Además en cada parada se leía alguna de
las mentiras y esto atrajo la
atención de mucha gente que paseaba por el centro cívico de Bariloche.
Es
importante comprender que la megaminería la imponen no solo las corporaciones
con mucho dinero, sino también un poder político cómplice y algunos medios que
buscan confundir la información.
Para
esta marcha sobre la mentira nos basamos en fragmentos del libro “15 mitos y realidades de la
minería transnacional en Argentina”, de Svampa y Viale.
Aquí la
declaración:
Desde la Asamblea de
Vecinxs de Bariloche
contra la
megaminería
Declaramos:
Que no
somos fundamentalistas contra todo tipo de minería, sino contra la megaminería
a gran escala.
La
minería metalífera hidrotóxica a gran escala, a la cual nos oponemos, es muy
diferente de la minería tradicional, implica voladuras de montañas y alto
consumo de agua con químicos altamente peligrosos para el consumo humano. Hay
diferentes tipos de minería: la sal de mesa, el azufre, la cal, el cemento, la
arena y el ripio, las piedritas para el gato, entre otros.
También
es diferente la minería del hierro, la cual no requiere tóxicos ni
voladuras de montañas,
de
la del
oro, material suntuario para cuya extracción hay que pulverizar la roca y usar
cianuro.
Esta
metodología de acusar a quienes nos oponemos a estos emprendimientos, es solo
la punta del iceberg, ya que también hay amedrentamientos, amenazas, represiones,
abuso del poder judicial para criminalizar a la gente y difamación de
funcionarios armando campañas mediáticas.
Que la minería NO es
un motor de desarrollo que impulsa la economía nacional
Las
megamineras, originarias de países con estrictas leyes ambientales, vienen a la
Argentina solo para llevarse la materia prima, aquí no queda nada, o mejor
dicho queda la destrucción y la contaminación de nuestros suelos y nuestros
recursos naturales.
Además
es necesario tener en cuenta los consumos de estos megaproyectos:
Bajo la
Alumbrera, Pascua Lama, y Agua Rica gastarían 395MW y la central nuclear Atucha
1 produce 357MW. No solo eso, sino que, además de estar conectadas a la red
nacional de suministro, estas empresas están subsidiadas y libres de impuesto.
(datos CEMoP , Centro de Estudios Económicos y Monitoreos de las Políticas
Públicas).
Bajo la
Alumbrera en Catamarca consume el equivalente al 80,2% del total consumido por
toda la provincia de Tucumán. Para producir esa electricidad la Central de El
Bracho, en Tucumán, quema unos 8,74 millones de metros cúbicos de gas natural
por mes.
La
Alumbrera consume y contamina 100 millones de litros diarios de agua.
La
electricidad para producir 50 gramos de oro es el consumo anual de un hogar.
Es falso que la minería genera empleo y crecimiento económico local.
Mienten
sobre la cantidad de puestos de trabajo a crear, la mano de obra local sirve
solamente para la instalación de la mina, y luego los puestos mejor pagados son
cubiertos por personal calificado que viene de otros lugares.
Por
ejemplo según el Censo Nacional del 2001 la cantidad de empleadxs en el sector
minería durante este periodo fue de apenas 0,8% del total de ocupados de la
Provincia de Catamarca.
Es una
brutal mentira que la minería se instala en zonas postergadas, que crea un
círculo virtuoso, que genera desarrollo y que eleva el nivel de vida de la
población
Ninguno de
los países especializados en la provisión de materias primas, ha superado la
pobreza y el subdesarrollo gracias a la gran minería transnacional.
Ejemplo:
en la Argentina el caso de Catamarca ilustra esta situación. Tras 15 años de
explotación de Bajo la Alumbrera, el primer emprendimiento megaminero radicado
en el país, el paisaje socioeconómico de la provincia no ha cambiado
favorablemente, sino todo lo contrario: se evidencia la intensificación de
preocupantes indicadores sociales con niveles de pobreza e indigencia, de
desempleo y subempleo, de los más altos del país.
No es verdad, ni se acerca, que la megaminería puede ser limpia, que
no contamina el ambiente y se puede hacer sin riesgos ambientales. Mienten al
decir que hay una solución técnica para cada problema ambiental.
La Megaminería produce una grave e irreversible destrucción de los ecosistemas;
contaminación de las fuentes de agua; la magnitud y peligrosidad de los insumos
y efluentes; una profunda afectación a la flora, la fauna, el habitat y el
paisaje local; y la consecuente pérdida de biodiversidad. Este tipo de
actividad minera contribuye con el 20% al cambio climático global. Por otro
lado, la megaminería se ha convertido en una importante fuente de conflictos
por el agua, ya que el uso minero ha desplazado no sólo a las actividades
agrícolas, sino también llega a poner en riesgo la disponibilidad de agua para
el propio consumo humano básico.
Es mentira que las
empresas transnacionales se comportan con responsabilidad social empresarial,
robusteciendo el tejido socioeconómico de la zona.
Las empresas abusan del término responsabilidad social empresaria para generar
un círculo de dependencia: hacen donaciones a las comunidades afectadas, para
escuelas y hospitales, por ejemplo, generan vínculos universidades públicas y
privadas ofreciéndoles convenios y subsidios. Esta modalidad empresarial es un
recurso que refuerza la dependencia de las poblaciones y aumenta su control
sobre la misma. En definitiva, la Responsabilidad Social Empresaria es un
modelo inventado por y para grandes empresas con el objetivo de defender sus
intereses frente a la opinión pública. La Educación y la Salud son obligaciones
del Estado y nunca de las empresas contaminantes.
Por lo tanto:
Estas
son sólo algunas de las mentiras que llevan adelante empresas, funcionarios
cómplices, medios y sectores “interesados” de la megaminería. Por eso cabe
destacar la cantidad de luchas llevadas a cabo por organizaciones campesino-
indígenas, asambleas y diferentes movimientos socioambientales en toda América
Latina, que nos recuerdan que: EL EXTRACTIVISMO NO ES UN DESTINO, ES
UNA OPCIÓN POLÍTICA Y CIVILIZATORIA QUE ASUMEN LOS DIFERENTES GOBIERNOS.
Por
esta razón la Asamblea de Bariloche, como sujeto político, se pone firme en la
demarcación de los límites: de este lado estamos quienes sostenemos una
posición de defensa del agua y el territorio, del otro lado las corporaciones
del saqueo y la contaminación.
Afirmamos
una vez más, que NO es NO. Todxs somos Territorio.
___________________________________
El gas de esquisto, la gran estafa*
Energía barata contra contaminación prolongada: En
los Estados- Unidos, el dilema relativo a la explotación del gas y petróleo de
esquisto no le ha quitado el sueño ni a los industriales ni a los poderes
públicos. En menos de una década, estos nuevos recursos habrían orientado a los
Estados – Unidos, hacia el crecimiento, dopado el empleo y restablecido la
competitividad. ¿Y si esta “revolución” no fuese más que una burbuja
especulativa a punto de estallar?
Por Nafeez Mosaddeq Ahmed **
Versión al español de Sergio
Avalos
Si
damos crédito a los títulos de la prensa norteamericana que predicen un auge
económico debido a la “revolución” del gas y del petróleo de esquisto, el país
vivirá una suerte de “fiebre del oro negro”. El reporte “Perspectivas
Energéticas Mundiales 2012” de la Agencia Internacional de la Energía (AIE)
anuncia, en efecto, que para 2017, los Estados Unidos le quitará a Arabia Saudita
el lugar de primer productor mundial de petróleo y accederá a la “casi
autosuficiencia” en materia energética. Según la AIE, el alza programada de la
producción de hidrocarburos, pasaría de ochenta y cuatro millones de barriles
diarios en 2011 a noventa y siete millones en 2035. Esta alza provendría “completamente,
de los gases naturales líquidos y de los recursos no convencionales”
(esencialmente el gas y el aceite de esquisto), mientras que la explotación
convencional comenzaría a declinar a partir de... 2013.
Extraídos
por fractura hidráulica (inyección a presión de una mezcla de agua, de arena y
de detergentes industriales, destinada a fisurar la roca para liberar el gas),
gracias a la técnica de la perforación horizontal (lo que permite explorar de manera
más amplia la capa geológica escogida), estos recursos sólo se obtienen pagando
como precio una contaminación masiva del medio ambiente. Pero su explotación en
los Estados – Unidos ha implicado la creación de varios cientos de miles de
empleos y ofrece la ventaja de proponer una energía abundante y barata. Según
el reporte de 2013 “Las perspectivas energéticas: una mirada hacia 2040”
publicado por el grupo Exxon Mobil, los estadounidenses se convertirían en
exportadores netos de hidrocarburos a partir de 2025 gracias al gas de
esquisto, en un contexto de fuerte crecimiento de la demanda mundial de gas.
¿Y
si la “revolución de los gases de esquisto” en lugar de fortalecer a una
economía mundial convaleciente, estuviese inflando una burbuja especulativa a
punto de estallar? La fragilidad de la recuperación así como las experiencias
recientes deberían incitar a la prudencia frente a semejante apasionamiento. La
economía española, por ejemplo, en un tiempo tan floreciente – cuarta economía
de la zona euro en 2008 – , se cae a pedazos a partir del momento en que la
burbuja inmobiliaria, a la que ciegamente se enganchaba, estalló sin prevenir.
La clase política aprendió poco de la crisis de 2008; y ahora está a punto de
repetir los mismos errores en el sector de las energías fósiles.
Una
investigación del New York Times de junio de 2011 revelaba ya algunas
fisuras en la construcción mediático industrial del “boom” del gas de esquisto,
difundiendo las dudas de diversos observadores – geólogos, abogados, analistas
de mercados – en cuanto al impacto de lo anunciado por las compañías
petroleras. Se sospecha que “sobreestimaron de manera deliberada e incluso
ilegal, el rendimiento de sus explotaciones y el volumen de sus yacimientos”.1 “La extracción
del gas a partir de los esquistos del subsuelo, decía el cotidiano, podría
resultar menos fácil y más costosa de lo que pretenden las compañías, como lo
indican las centenas de correos electrónicos y de documentos intercambiados por
los industriales sobre el tema, así como los análisis de datos recogidos en
varios miles de pozos.”
A
principios de 2012, dos consultores estadounidenses tocaron la alarma en la Petroleum
Review, la principal revista de la industria petrolera británica. Al
cuestionarse acerca de la “fiabilidad y la durabilidad de los yacimientos
estadounidenses de gas de esquisto”, hacen notar que las previsiones de los
industriales coinciden con las nuevas reglas de la Securities and Exchange
Commission (SEC), organismo federal de control de los mercados financieros.
Dichas reglas, adoptadas en 2009 autorizan en efecto, a las compañías, a cifrar
sus reservas como bien les parezca, sin que haya verificación alguna por parte
de una autoridad independiente.2
Para
los industriales, la sobreestimación de los yacimientos de gas de esquisto, les
permite hacer pasar a un segundo plano los riesgos relacionados con su
explotación. Ahora bien, la fractura hidráulica no sólo tiene efectos dañinos
sobre el medio ambiente: también plantea un problema estrictamente económico
dado que genera una producción de una duración de vida muy corta. En la revista
Nature, un ex-consejero científico del gobierno británico, David King,
subraya que el rendimiento de un pozo de gas de esquisto declina en un 60 a 90%
al cabo de su primer año de explotación.3
Una
caída de rendimiento tan brutal hace obviamente ilusorio todo objetivo de
rentabilidad. Tan pronto como una perforación se agota, los operadores deben
perforar rápidamente otros para mantener su nivel producción y pagar sus
deudas. Cuando la coyuntura es favorable, semejante clavado puede crear un
espejismo durante algunos años. Es así como una actividad económica enclenque,
la producción de los pozos de gas de esquisto – atónica a largo plazo pero
fulgurante en breve – provocó una descenso espectacular de los precios del gas
natural en los Estados – Unidos, los cuales pasaron de 7 a 8 dólares por millón
de BTU (British Thermal Unit) en 2008, a menos de 3 dólares en 2012.
Los
especialistas en inversiones financieras no son tontos. “La economía de la
fractura es una economía destructiva, advierte el periodista Wolf Richter
en el Business Insider.4 La extracción
se devora el capital a una velocidad impresionante dejando a las empresas con
una montaña de deudas cuando la producción se derrumba. Para evitar que ese
derrumbe afecte sus ingresos, las compañías deben sacar más y más compensando
los pozos secos con otros que se secarán mañana. Desafortunadamente un esquema
semejante, tarde o temprano, se estrella en el muro de la realidad.”
Arthur
Berman, geólogo que trabajó para Amoco (antes de que ésta se fusionase con
British Petroleum), se dice sorprendido por el ritmo “increíblemente elevado”
con que se secan los pozos. Y evoca el caso del campo de Eagle Ford en
Texas – “la madre de todos los campos de aceite de esquisto” – indicando
que “el descenso anual de la producción rebasa el 42%”. Para asegurar
resultados estables, las compañías van a tener que perforar “casi mil pozos
suplementarios cada año en el mismo campo. Es decir, un gasto de 10 a 12
billones de dólares por año... Si sumamos todo, se llega a un monto semejante
al del salvamento de la banca en 2008. ¿De dónde van a sacar ese dinero?”5
La
burbuja de la industria gasera ya tuvo consecuencias en algunas de las más
poderosas compañías petroleras del planeta. En junio pasado, el Director
General de Exxon Mobil, Rex Tillerson, se quejaba amargamente explicando que el
descenso de los precios del gas natural en Estados – Unidos era, en efecto una
suerte para los consumidores, pero una maldición para su compañía, la cual ha
sido víctima de una baja drástica de sus ingresos. Mientras que, ante sus
accionistas, ExxonMobil pretendía aun no haber perdido ni un centavo a causa
del gas, el discurso del Sr. Tillerson ante el Council on Foreign Relations
(CFR), uno de los think tanks más influyentes del país, era casi para llorar: “Estamos
perdiendo hasta la camisa. Ya no ganamos dinero. Todas las cifras están en rojo”6
Casi
al mismo tiempo, la compañía gasera británica BG Group se veía obligada
a una “depreciación de sus activos en el gas natural norteamericano de 1,3
billones de dólares” sinónimo de un “descenso sensible de sus beneficios
intermediarios.”7 El 1º de noviembre
de 2012 después de que la compañía petrolera Royal Dutch Shell hubiese
acumulado tres trimestres de resultados mediocres , con un descenso acumulado
de 24 % en el año, el servicio de información del índice bursátil Dow Jones
reportó la funesta noticia y se alarmó del “perjuicio” causado al conjunto del
sector bursátil por este apasionamiento por el gas de esquisto.
*Publicado originalmente en el
periódico mensual francés Le Monde Diplomatique, marzo, 2013, p. 20
** Politólogo, Director del Instituto para la Investigación
en Políticas y Desarollo de Brighton, GB
1« Insiders sound an alarm amid a natural gas
rush », The New York Times, 25 de junio de 2011
2Ruud Weijermars y Crispian McCredie, « Inflating
US shale gas reserves », Petroleum Review, Londres, enero 2012
3James Murray y David King « Climate policy :
Oil's tipping point has passed », Nature, nº 481, Londres, 26 de enero de
2012
4Wolf Richter « Dirt cheap natural gas is tearing
up the very industry that's producing it » Businnes Insider, Portland 5 de
junio de 2012
5« Shale gas will be the next bubble to pop. An
interview with Arthur Berman » Oilprice, 12 de noviembre de 2012, http://oilprice.com
6« Exxon : « Losing our shirts » on
natural gas » The Wall Street Journal, New York, 27 de junio de 2012
7« US shale gas glut cuts BG Group profits »
Financial Times, Londres 26 de julio de 2012