“Envenenados” es la primera investigación
periodística sobre los efectos nocivos de los agroquímicos que se usan en
Argentina. En la obra del escritor y periodista Patricio Eleisegui aborda el
caso del basavilbasense Fabián Tomasi
A partir
de la segunda mitad de la década del 90, y con evidente anuencia gubernamental,
los principales actores de la escena agraria de la Argentina consolidan el uso
de métodos y herramientas que cambiarán para siempre la matriz productiva del
país.
El libro
ya está disponible en las principales librerías del país.
Entran en
escena desarrollos novedosos como las semillas transgénicas y, en simultáneo,
se masifica la implementación de técnicas y métodos de explotación como la
siembra directa y la aplicación de todo tipo de plaguicidas.
Pero este
cambio no será gratuito. El avance de los nuevos cultivos y sus respectivos
sistemas de producción comenzarán a impactar de lleno en la realidad sanitaria
de cientos de poblaciones situadas en las zonas agrarias más fecundas de la
Argentina.
A la par
del incremento en los volúmenes de ganancias que registrarán desde los actores
privados hasta el Estado, en los núcleos urbanos ubicados en torno a los
cultivos se elevará de forma dramática las tasas de enfermos de cáncer, los
abortos espontáneos, y las malformaciones, entre otros males.
Publicada
por editorial Wu Wei, “Envenenados” es una investigación desarrollada por el
escritor y periodista Patricio Eleisegui que aborda el inicio y la evolución de
la estructura productiva que se afianzó en los años 90, y detalla cómo se fue
dando el cambio en la matriz y la forma en que sus efectos negativos forman
parte de nuestro día a día.
A lo
largo de sus 240 páginas, el trabajo de Eleisegui repasa el proceso histórico
que culminó en el uso indiscriminado de semillas modificadas genéticamente y
pesticidas de diversa índole.
Además,
Eleisegui revisa el ADN de las principales empresas beneficiadas por el vigente
modelo de producción.
Por
último, el libro reúne testimonios de especialistas y afectados que dan cuenta,
sin ahorrar detalles, qué es lo que está sucediendo fuera de Capital Federal. Y
cómo la toxicidad de los plaguicidas que hoy se vierten en el campo llega a la
mesa familiar.
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