Esos
y otros son los alimentos que consumimos en las urbes. Los tóxicos ya
no sólo están presentes en el ambiente, sino en los alimentos que
tenemos en las góndolas, carnicerías, verdulerías, en nuestras heladeras
y aún sobre la mesa.
O sea que ya no alcanza con prohibir las
fumigaciones en zonas urbanas. Los tóxicos llegan a nuestra casa por
otros medios más directos que son los alimentos.
En Mar del
Plata, Córdoba y más recientemente en Ciudad de Buenos Aires, se han
hecho exámenes específicos de sangre a dadores voluntarios como
periodístas, políticos y artistas. Y en una gran mayoría de ellos se han
encontrado restos de tóxicos que usa la agroindustria. Y se trata de
personas de vida totalmente urbana, no son productores rurales expuestos
a toxofumigaciones. La conclusión es muy clara : la contaminación a la
población urbana penetra constantemente en nuestros cuerpos a través de
los alimentos.
Por lo tanto es prioritario luchar contra este
modelo agroindustrial de producir alimentos, principalmente en las
ciudades, advirtiendo a nuestros vecinos sobre estos riesgos, e
iniciando una amplia campaña coordinada contra este flagelo del
capitalismo globalizado.
La pelea que hace unos años iniciaron
los pobladores rurales contra este modelo, ya necesita, para doblegarlo
definitivamente, que las grandes masas de población urbana, que a veces
se sentía ajena a este problema, se sumen firmemente y así torcer este
sistema de sometimiento en un tema tan sensible como es la seguridad
alimentaria y la autodeterminación de su producción .
un abrazo urbano mirando mis alimentos.
Oscar de Carapachay.
en Foro por Salud y Ambiente de Vicente López.
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