Lugar
:
Facultad
de Medicina UBA
Días:
15 de Octubre de 201510 (en aula del Concejo directivo de 14:00 a 20 hs)
16 y 17/10 (en AULA MAGNA, DE 08:30 a 20 hs)
Dirigido
a médicos, investigadores, estudiantes y ciudadanos en general
Entrada
libre, colaboración para el evento: 50$
Breve historia
Desde
el año 2001 se comienzan a sentir voces de pobladores de pueblos y barrios
periféricos de ciudades grandes que denuncian que se enferman de una manera
diferente y grave. Poco a poco médicos de estos pueblos y barrios se suman a la
denuncia y expresan que sus pacientes se enferman de cáncer, trastornos
endocrinos, inmunológicos y reproductivos de una manera nueva y que antes de
que se empezara a fumigar como se hace en los cultivos transgénicos esto no
pasaba.
En
Agosto de 2010 se convoca a un Encuentro Nacional de Médicos de pueblos
Fumigados, en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de
Córdoba, para tratar de conocer y analizar lo que observaban estos médicos, ya
que para la academia, como para los ministerios de salud, no existían un
problema vinculado a la exposición a plaguicidas. Concurren más de 300
profesionales de 12 provincias y muchos científicos del CONICET muestran sus
investigaciones que reafirmaban el vinculo entre agroquímicos y daño a la
salud. Se elabora una Carta a la Presidente de la Nación, otra a la Mesa de
Enlace y se elabora un Informe del Encuentro.
También
se crea la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, para difundir la información
científica independiente que se reúna sobre el tema y para apoyar a los
pequeños equipos de salud que defienden el derecho a la salud de sus vecinos.
En
Junio de 2011, se realiza el 2º Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados en la
Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario; en el marco
del 1º Congreso de Salud Socio-ambiental. En este Encuentro se reafirman los
conocimientos y experiencias acumuladas y se elabora una declaración dirigida a
los partidos políticos que disputan elecciones presidenciales.
Contexto
Actual
En
2015, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido lo que muchos médicos,
afectados y vecinos sabíamos desde hace años: los pesticidas que más se
utilizan en Argentina producen cáncer. Glifosato y 2.4 D, los herbicidas más
consumidos son cancerígenos humanos. A pesar de ello, 200 millones de
litros-kilos de glifosato se consumen por año en la Argentina, generando una
dosis potencial de exposición de 5 l-k por argentino por año. En las zonas agrícolas
el monocultivo de soja (y en menor medida de maíz) se extiende en 25 millones
de hectáreas en donde viven 12 millones de personas, los niveles de exposición
(ya no potencial) se elevan a 30 - 60 l-k por persona, por año.
Los
estudios realizados en más de 25 pueblos, de menos de 15.000 habitantes, en
provincia de Santa Fé, Córdoba y Entre Ríos muestran que la primera causa de
muerte es el cáncer (30% o más) desplazando por mucho a los problemas
cardiorespiratorios (en Argentina la primera causa de muerte es cardiovascular
con el 26% y la segunda el cáncer con el 20%); que las incidencias y
prevalencias de cáncer en general triplican a las que se reconocen en la
ciudades, que los enfermos oncológicos son más jóvenes que lo esperable, que
los problemas respiratorios y endocrinos duplican las prevalencias esperadas y
que el impacto en salud reproductiva es inocultable. La perdida de embarazos
deseados a través de abortos espontáneos e inexplicables tiene una tasa que va
del 10% al 22% en mujeres de edad reproductiva en 5 años y las tasas de niños
que nacen con malformaciones son el doble y a veces el triple de las tasas
esperables o que se ven en todo el resto del país..
Sin
embargo, los gobiernos provinciales de las provincias sojeras y de las que
pretenden serlo también (Santiago del Estero, Chaco, Tucumán, Salta y Formosa)
y el gobierno nacional parecen no escuchar el dolor de las familias rurales,
pero aprovechan parte de las rentas agrarias a través de retenciones e
impuestos como fuente de financiamiento a los gastos del estado.
Desgraciadamente
el negocio de la soja en un negocio toxico, que destruye el ambiente, desplaza
poblaciones y enferma a las personas, además de producir granos y alimentos
contaminados con venenos que producen cáncer y demás patologías.
El
sistema se sostiene sobre la base de negar y ocultar el impacto en la salud
agraria repitiendo afirmaciones publicitarias de las empresas multinacionales
(que proveen pesticidas y semillas transgénicas), acerca del carácter atóxico
de sus agrovenenos (como que se puede beber Round Up sin peligro y que el
glifosato es como agua con sal).
En
los últimos 20 años se naturalizó producir alimentos o sus insumos básicos
utilizando cantidades crecientes de venenos, como una práctica normal o habitual,
como si los herbicidas o las insecticidas no actuaran sobre los humanos, como
si nuestros sistemas biológicos fueran totalmente distintos o procedieran de un
camino evolutivo totalmente diferente al del resto de los seres vivos de
nuestro planeta.
Producimos
y consumimos alimentos cargados de residuos de venenos que generan
enfermedad y nos alejan de la seguridad alimentaria. Los intereses
comerciales del mercado del alimento nos niegan el derecho al alimento sano, en
cantidad suficiente y accesible para todas las personas como un derecho humano
esencial y ponen en crisis nuestra soberanía alimentaria.
Necesidad
del 3º Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados
Después
de 4 años, en los que se generó mucho más conocimiento científico mundial y con
más datos locales que reafirman nuestra observación; los profesionales de la
salud y los investigadores nos reunimos para intercambiar nuestras experiencias
y conocimientos adquiridos, de manera de poder ser más eficaces en defender la
salud de nuestras poblaciones y a escuchar colectivamente el relato de los
afectados en nuestra patria.
Esta
vez es la Facultad de Medicina de la UBA la que nos alberga y acoge.
Nuestras Universidades públicas deben estar siempre listas para estudiar,
debatir y asumir los problemas reales de nuestro pueblo, y nuestras
universidades democráticas deben tener la obligación moral de decir las
cosas por su nombre: si los “fitosanitarios” matan y producen cáncer, son
agrotóxicos y debemos restringir la exposición de las poblaciones (de niños y
mujeres en primer lugar) a las mismas para proteger su salud.
Agradecemos
a Medicina de la UBA y a todos los investigadores nacionales que con su trabajo
dieron sustento a la determinación del carácter cancerígeno del glifosato,
entre ellos al grupo de investigadores de Medicina de la UBA encabezado por
Andrés Carrasco, a tres grupos científicos más de Exactas de la UBA, quienes
junto a 6 equipos de investigadores de otras universidades públicas aportaron
la ciencia argentina al IARC-OMS en la determinación del carácter cancerígeno
del glifosato.
El
reclamo de los pobladores de los pueblos fumigados del interior del interior de
la Argentina crece y se multiplica como la cantidad inexplicables de enfermos y
muertos de enfermedades terribles. Muchos pueblos han logrado ordenanzas
municipales que relativamente los protegen de la exposición a agrotóxicos,
necesitamos visibilizar este conflicto que enfrenta a los formidables
intereses económicos del agronegocio con el derechos a la salud y al ambiente
sano de poblaciones anónimas e ignoradas.
La
situación se agrava en entornos de campesinos ancestrales y pueblos originarios
donde el impacto sobre la población desposeída es terrible. Este 3º Congreso de
Médicos de Pueblos Fumigados también busca visibilizar esta situación y llevar
este reclamo desoído y minimizado, a la opinión pública nacional y a la campaña
electoral presidencial.
Organizadores
del 3º Congreso
Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA)
Red
Universitaria de Ambiente y Salud / Médicos de Pueblos Fumigados
Cátedra
Libre de Soberanía Alimentaria de Medicina de la UBA
FESPROSA
(Federación Sindical de Profesionales de la Salud)
Red
de Acción en Plaguicidas para América Latina (RAP AL)
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