lunes, 7 de febrero de 2011

“Salí, Dulce”

Hace muchos años (desde que existen en Santiago del Estero organizaciones que se ocupan del ambiente) que estamos pidiendo, y hasta implorando al gobierno datos químicos con respaldo científico sobre el estado de la Cuenca del Salí-Dulce. Lo que pedimos es simplemente información. Información concreta, numérica, completa, precisa y fidedigna. Todo lo contrario de lo que venimos observando en la página web del Comité de Cuenca, por ejemplo.


Cuando el pedido se realiza desde agrupaciones informales, aunque acrediten antecedentes nobles, es arteramente ignorado por tanto funcionario responsable que cuesta pensar bien de esta gente. Tampoco han encontrado respuesta los consejos profesionales y demás organizaciones intermedias con respaldo institucional incuestionable. En las universidades, y por donde uno ande, tampoco hay noticias. ¿Cómo? ¿No nos interesa el problema? Es horroroso saber que nos niegan información vital, y peor tener la sospecha de que esa información simplemente no existe.
Nos duele como ciudadanos que algún comprovinciano con autoridad prohíba compartir el real estado de cosas con la ciudadanía, máxime tratándose de algo vital. La transparencia hace al Estado sano: conocer es amar, y es el único modo de cuidar. Para el pueblo es tranquilizador y gratificante que su líder asuma, como tarea principal, cultivar en todos nosotros la comprensión de nuestra situación actual.

Hoy: esta es la madre de las batallas; la que va a poner a Santiago del Estero a luchar pacífica y eficazmente por su agua. Lo contrario es especular con la desidia general, y que nadie se de cuenta mientras esperamos pasivamente una calamidad evitable.

La gestión Zamora está llamada a la historia como la que habrá logrado salvar al Lago Río Hondo, al Rio Dulce y a la laguna Mar Chiquita (Córdoba). O todo lo contrario.


Dependemos de una decisión política.





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